Japón es para la inno­va­ción extre­ma el paraí­so. En este país las mar­cas tie­nen la opor­tu­ni­dad de expe­ri­men­tar las estra­te­gias de mar­ke­ting y accio­nes más atre­vi­das, rocam­bo­les­cas y tener la garan­tía de que triun­fa­rán.

Los con­su­mi­do­res nipo­nes tie­nen ver­da­de­ra ansia por pro­bar todas las nove­da­des que las mar­cas les ofre­cen y, cuan­to más raro, mejor. Hace tan solo unas sema­nas Coca-Cola cum­plía los deseos de los japo­ne­ses lan­zan­do una ver­sión trans­pa­ren­te de su famo­so refres­co, des­atan­do furor entre el públi­co. Aho­ra, vuel­ve con un reto que deja sin alien­to a su públi­co.

Se tra­ta de una máqui­na de ven­ding de 3,5 metros de altu­ra que se ha ins­ta­la­do en Tok­yo con el obje­ti­vo de pro­mo­cio­nar el volei­bol de cara a los Jue­gos Olím­pi­cos 2020 que se cele­bra­rán en la ciu­dad. Para poder obte­ner una Coca-Cola gra­tis, los vian­dan­tes debían sal­tar tan alto como los depor­tis­tas duran­te sus par­ti­dos, toda una peri­cia que muchos inten­ta­ron con­se­guir sin dema­sia­do éxi­to, aun­que con muy buen humor.