Emprendedores, leyes y cambio cultural

Emprendedores, leyes y cambio cultural

Por José María Mateu

Jose_Maria_Mateu_2La recien­te­men­te apro­ba­da Ley de Empren­de­do­res ni va a ayu­dar a éstos ni a la depri­mi­da eco­no­mía espa­ño­la y, lo que es más tris­te, pro­ba­ble­men­te ni siquie­ra lo pre­ten­de.

Si de ver­dad pre­ten­den esti­mu­lar la crea­ción de empre­sas, sus pro­mo­to­res demues­tran una pro­fun­da igno­ran­cia del hecho empren­de­dor. Faci­li­tar los trá­mi­tes de pues­ta en mar­cha de nue­vas empre­sas, o el pago del IVA, va a tener un impac­to ridícu­lo en los nive­les de acti­vi­dad empren­de­do­ra de los espa­ño­les y espa­ño­las. No está ahí la cau­sa de la baja pre­dis­po­si­ción empren­de­do­ra de los espa­ño­les y espa­ño­las.

Algo simi­lar ocu­rre con la limi­ta­ción de la res­pon­sa­bi­li­dad eco­nó­mi­ca de los empren­de­do­res (otra de las supues­tas nove­da­des de la Ley). Ya se encar­ga­rán los ban­cos de con­ver­tir la Ley en papel moja­do ligan­do el patri­mo­nio per­so­nal del empren­de­dor a sus deu­das empre­sa­ria­les.

Como a menu­do ocu­rre, los polí­ti­cos se com­por­tan como aquel borra­cho del chis­te que bus­ca­ba las lla­ves a la luz de la faro­la. Las lla­ves, como la expli­ca­ción de la baja pre­dis­po­si­ción empren­de­do­ra de los espa­ño­les, esta­ban en otra par­te. Sin embar­go, son cau­sas cono­ci­das, cau­sas que cono­ce­mos y debe­ría­mos ata­car.

Las cau­sas de la baja pre­dis­po­si­ción empren­de­do­ra de los espa­ño­les están enrai­za­das en nues­tro sis­te­ma for­ma­ti­vo y cul­tu­ral, un sis­te­ma que des­alien­ta la ini­cia­ti­va, en gene­ral, no sólo la empre­sa­rial. Un sis­te­ma que otor­ga siem­pre la res­pon­sa­bi­li­dad de la pro­pia vida a los demás, que ani­ma a espe­rar a que otros resuel­van nues­tros pro­ble­mas. Un sis­te­ma que des­alien­ta la cola­bo­ra­ción con otros en pro­yec­tos que val­gan la pena. Un sis­te­ma que nos con­vier­te en espec­ta­do­res, no en pro­ta­go­nis­tas, en indios más que en jefes de noso­tros mis­mos, en fun­cio­na­rios, que no en empre­sa­rios, en opor­tu­nis­tas más que en bus­ca­do­res de opor­tu­ni­da­des, en jugue­tes del des­tino.

La Unión Euro­pea defi­ne el espí­ri­tu de empre­sa como una de las com­pe­ten­cias cla­ve, jun­to a com­pe­ten­cias tan bási­cas como la com­pe­ten­cia mate­má­ti­ca y la digi­tal. Esto debe­ría mover a la refle­xión y a un cam­bio pro­fun­do en todo nues­tro sis­te­ma edu­ca­ti­vo y cul­tu­ral. La Ley se limi­ta a suge­rir que hay que hacer algo en este ámbi­to, que es tan­to como ase­gu­rar­se de que no se hará nada.

O ata­ca­mos las ver­da­de­ras cau­sas de nues­tros pro­ble­mas o segui­re­mos car­gan­do con ellos. Todo lo demás es pro­pa­gan­da.

José María Mateu
Con­sul­tor de orga­ni­za­cio­nes Tra­di­ge­nia, S.L.
Pro­fe­sor e&s Busi­ness School y de la
Uni­ver­si­dad Poli­téc­ni­ca de Valen­cia

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