MAGA: El eslogan que se convirtió en movimiento y negocio en la investidura de Trump

MAGA: El eslogan que se convirtió en movimiento y negocio en la investidura de Trump
El 20 de enero, Donald Trump asu­mió el car­go de 47º pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos en una cere­mo­nia que tuvo expec­tan­te a todo el mun­do, en la que se reafir­mó ade­más el impac­to de su eslo­gan polí­ti­co: “Make Ame­ri­ca Great Again” (MAGA). Este lema, naci­do en la cam­pa­ña de Ronald Reagan en 1980 y adop­ta­do por Trump en 2015, ha evo­lu­cio­na­do de una fra­se polí­ti­ca a un movi­mien­to cul­tu­ral, eco­nó­mi­co y social con millo­nes de segui­do­res en todo el mun­do.

MAGA se hace movi­mien­to

MAGA ha lle­ga­do a posi­cio­nar­se como el con­cep­to que sim­bo­li­za el trum­pis­mo y su visión polí­ti­ca asen­ta­da en el pro­tec­cio­nis­mo eco­nó­mi­co y el ais­la­cio­nis­mo en polí­ti­ca exte­rior. Liga­do al lema “Ame­ri­ca First” (Amé­ri­ca Pri­me­ro), este men­sa­je ape­la a la idea de recu­pe­rar la gran­de­za de Esta­dos Uni­dos, prio­ri­zan­do a los ciu­da­da­nos autóc­to­nos por enci­ma de los inmi­gran­tes.

Duran­te su dis­cur­so inau­gu­ral, Trump sub­ra­yó esta visión: “Mi vida fue sal­va­da por una razón. Dios me sal­vó para hacer que Esta­dos Uni­dos vol­vie­ra a ser gran­de”. Estas pala­bras reso­na­ron con fuer­za entre los más de 20.000 asis­ten­tes que se die­ron cita en el Capi­tal One Are­na, un recin­to esco­gi­do a últi­ma hora debi­do al frío extre­mo.

MAGA como fenó­meno comer­cial

Como es fre­cuen­te, las ideas que son ten­den­cia se mani­fies­tan tam­bién en el comer­cio. En las calles de Washing­ton DC, una enor­me can­ti­dad de pro­duc­tos de mer­chan­di­sing inva­dió el even­to: gorras, cami­se­tas, ban­de­ras, tazas, figu­ras e inclu­so bebi­das ener­gé­ti­cas se ofre­cían a pre­cios que osci­la­ban entre 5 y 60 dóla­res. La mar­ca tie­ne su pro­pia tien­da en línea, don­de más de un cen­te­nar de pro­duc­tos se ofer­tan con des­cuen­tos espe­cia­les, al igual que en Ama­zon, cuyo  CEO, Jeff Bezos, asis­tió a la cere­mo­nia de inves­ti­du­ra.

La mag­ni­tud del nego­cio se hizo evi­den­te inclu­so en el atuen­do de los asis­ten­tes. Los colo­res rojo, blan­co y azul domi­na­ron la esce­na, mien­tras los segui­do­res agi­ta­ban ban­de­ras y corea­ban el eslo­gan. De esta mane­ra, MAGA, ade­más de ser un sím­bo­lo polí­ti­co, se ha con­ver­ti­do en un lucra­ti­vo emble­ma cul­tu­ral.

Un men­sa­je glo­bal

Aun­que MAGA ha sido tra­di­cio­nal­men­te aso­cia­do con votan­tes blan­cos, anglo­sa­jo­nes y pro­tes­tan­tes de cla­se alta, su alcan­ce demo­grá­fi­co es cada vez más diver­so. En el even­to se vie­ron lati­nos y afro­des­cen­dien­tes pro­ve­nien­tes de dife­ren­tes esta­dos, algu­nos de los cua­les via­ja­ron más de 15 horas para pre­sen­ciar la cere­mo­nia. Esta diver­si­dad refle­ja el atrac­ti­vo del men­sa­je de Trump, que para­dó­ji­ca­men­te pola­ri­za y tam­bién gene­ra cone­xión con sec­to­res varia­dos de la pobla­ción.

El efec­to que MAGA gene­ra en sus segui­do­res tras­cien­de el ámbi­to polí­ti­co. La ova­ción que reci­bió Trump duran­te su dis­cur­so y el hecho de que el eslo­gan se haya con­ver­ti­do en un sím­bo­lo de iden­ti­dad para sus par­ti­da­rios evi­den­cian cómo una fra­se pue­de evo­lu­cio­nar has­ta con­ver­tir­se en una herra­mien­ta de cohe­sión social y, al mis­mo tiem­po, en un fenó­meno comer­cial.

Los orí­ge­nes de MAGA

Aun­que se aso­cia prin­ci­pal­men­te con Donald Trump, el ori­gen de “Make Ame­ri­ca Great Again” se remon­ta a la cam­pa­ña pre­si­den­cial de Ronald Reagan en 1980. En aque­lla eta­pa de la his­to­ria, el lema tenía un enfo­que más espe­ran­za­dor y aspi­ra­cio­nal, ape­lan­do a la recons­truc­ción de un país en tiem­pos difí­ci­les. Trump, en el con­tex­to actual, ha adap­ta­do el men­sa­je a su esti­lo per­so­nal, aña­dien­do un fuer­te com­po­nen­te nati­vis­ta y eco­nó­mi­co que mar­ca gran­des dife­ren­cias con su pre­cur­sor.

Un lega­do que ape­nas comien­za

El ini­cio del nue­vo man­da­to de Trump está mar­ca­do por una visión de país que el man­da­ta­rio sin­te­ti­za en MAGA, aunan­do jun­to con este para­dig­ma polí­ti­co tam­bién un sím­bo­lo del poder del mar­ke­ting en la polí­ti­ca moder­na.

Con un men­sa­je que conec­ta pro­fun­da­men­te con sus bases y un mode­lo de nego­cio que con­vier­te el apo­yo en ingre­sos, Trump y su equi­po han logra­do algo inusual: trans­for­mar un lema de cam­pa­ña en una mar­ca que mue­ve emo­cio­nes, ideo­lo­gías y, por supues­to, millo­nes de dóla­res.

El fenó­meno MAGA con­ti­nua­rá sien­do obje­to de aná­li­sis y deba­te, no solo por su impac­to polí­ti­co, sino tam­bién por su capa­ci­dad para tras­cen­der fron­te­ras y con­so­li­dar­se como un sello de la era Trump. En este con­tex­to, su men­sa­je de “hacer a Esta­dos Uni­dos gran­de otra vez” pare­ce estar más vivo que nun­ca, tan­to en las calles como en los cora­zo­nes de sus segui­do­res.