La llamada “link economy”, que desde mediados de los años 2000 ha definido las reglas del tráfico en internet, se encuentra bajo una amenaza existencial con el avance imparable de la Inteligencia Artificial (IA). Tradicionalmente, los publishers generaban contenido optimizado para los buscadores, y a cambio, Google les retribuía con un flujo constante de tráfico hacia sus sitios web. Este modelo permitía a los medios aumentar sus visitas y convertir a lectores casuales en audiencias fieles. Sin embargo, la reciente implementación de funciones de IA en el gigante de internet está desangrando este flujo vital, afectando sobre todo y ante todo a los publishers.
Con el desembarco de la función “AI Overview” en Google, y más aún con la reciente introducción del “AI Mode” en el famoso buscador, los links están pasando a un segundo plano definitivo en la navegación por internet. Las nuevas funciones de IA de Google son capaces de proporcionar al usuario respuestas directas y concisas a sus consultas, eliminando la necesidad de hacer clic en ningún enlace. Esta comodidad para el usuario se está traduciendo en una gran merma del tráfico generado por el gigante de internet, cuyas consecuencias ya son visibles y preocupantes para el sector editorial.
El declive del tráfico y sus efectos en la industria editorial
El impacto de esta transformación ya se cuantifica en cifras alarmantes. El tráfico que Google dirige a medios tan relevantes como HuffPost, The Washington Post y Business Insider ha sufrido una disminución de más del 30% en los últimos tres años, según datos de Similarweb, de los que se ha hecho eco el prestigioso The Wall Street Journal. Esta honda caída no solo afecta la visibilidad de los contenidos, sino que tiene repercusiones económicas directas para estas organizaciones.
La disminución en el tráfico generado por Google está ocasionando despidos masivos en la industria. Por ejemplo, Business Insider anunció recientemente el recorte del 21% de su plantilla, un claro indicador de la presión financiera que enfrentan los publishers. La situación es aún más sombría en un contexto más amplio: solo en Estados Unidos, uno de cada diez periodistas ha perdido su puesto de trabajo en los últimos años, según la Oficina de Estadísticas Laborales del país. La suma de todos estos datos revela una crisis estructural que va más allá de la adaptación tecnológica.
En respuesta al desplome en el tráfico generado por Google, los publishers están buscando nuevas estrategias para sobrevivir y prosperar. Una de las tácticas más recurrentes es la forja de relaciones más directas con sus lectores, buscando la fidelización a través del envío de newsletters personalizadas y la celebración de eventos presenciales o virtuales. Estas estrategias, si bien no son nuevas y muchos medios ya las venían apostando antes de la irrupción de la IA generativa, ahora adquieren una relevancia crítica como salvavidas ante la caída del tráfico orgánico proveniente de los buscadores.
¿Se gesta un nuevo ecosistema de internet?
La incertidumbre sobre el futuro del tráfico en la web es una constante en las oficinas editoriales. “Queremos desarrollar nuevas estrategias”, explica Nicholas Thompson, CEO de The Atlantic, en declaraciones a The Wall Street Journal. En esta publicación estadounidense, que cuenta simultáneamente con una versión impresa y otra online, ya trabajan sobre la asunción de que el tráfico generado por Google será, más pronto que tarde, irrelevante Esta previsión, si se materializa, obligará a una redefinición total de los modelos de negocio en el periodismo digital.
Los buscadores y las búsquedas emanadas de ellos, que se traducen en tráfico, han sido hasta ahora un negocio lucrativo no solo para los publishers, sino también para restaurantes y otros negocios de naturaleza local que dependen en gran medida de la visibilidad online. Sin embargo, quien más ha ganado gracias a la “link economy” ha sido, indudablemente, Google, cuyas acciones han pegado un brinco del 7.000% desde que la compañía de Mountain View debutara en la bolsa en 2004. Esta desproporción en el beneficio ha sido un punto de fricción constante en el ecosistema digital.
El liderazgo de Google en el ámbito de las búsquedasha sido absoluto durante más de dos décadas, pero hoy por hoy se encuentre en la cuerda floja. Al fin y al cabo, para matener su hegemonía de ser el mayor buscador del mundo, necesita contenido que buscar. Y los resúmenes con IA que generan funciones como “AI Overview” siguen estando fuertemente a merced del contenido generado por los publishers. Así se configura una gran paradoja: Google necesita el contenido de los medios, pero sus nuevas funciones están erosionando la base de su subsistencia.
Sin embargo, si continúa en caída libre el tráfico que los publishers generan con la ayuda de Google, muchos medios podrían tomar la determinación de guardar bajo llave sus contenidos, levantar muros de pago y bloquear por completo a las arañas de los motores de búsqueda. Esta medida, tan posible como extrema, podría fragmentar internet y crear un escenario donde el acceso a información de calidad se vea severamente limitado o monetizado de formas que excluyan a gran parte de la población.
Es evidente que se avecina una completa revolución en la manera en que ha venido operando internet hasta la fecha, y que la “link economy” podría estar dando paso a un nuevo paradigma, aún en configuración, donde el valor del contenido, la relación directa con la audiencia y la gestión de la visibilidad en entornos de IA serán los nuevos referentes del éxito y la supervivencia en el universo digital.