Uno de los mayores problemas en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos es el bajo porcentaje de votantes. Para ayudar a revertir esto y, de paso, entrar en la conversación que domina en el país, Doritos lanzó una edición especial para convencer a los millenials que voten.
Las marcas tienen dos opciones: permanecer al margen de la vida política de un país o entrar en la vorágine de las elecciones. Doritos es un ejemplo de este último caso y se unió a la campaña Rock the Vote, que busca que los jóvenes se inscriban para votar.
Combinando hábilmente publicidad de la marca con marketing social, la marca decidió fabricar una edición especial que intenta demostrar el lado malo de “no elegir a nadie” y “dejar que otros lo hagan por tí”.
La campaña consiste en una bolsa de Doritos sin color, sin sabor y sin crujido que fue “creada para que la consuman los que no están registrados para votar”. La campaña Rock the Vote recorre colegios y universidades informando a los millenials sobre la importancia de inscribirse para votar.
Además de stands, la campaña incluye máquinas dispensadoras que en realidad sirven para concienciar a los jóvenes respecto al derecho al voto. También crearon un “microsite” para ayudar a posibles votantes en el proceso de registro.
Para la marca es una buena oportunidad de llegar a su público con un mensaje alejado de la banalidad de una bolsa del producto. La marca está diciendo: “me interesa la política, me interesa que decidas quién quieres que te gobierne”.
Marcas y elecciones
Otras marcas vienen trabajando desde principios de año el tema de las elecciones en sus planes de marketing. Por ejemplo, en febrero de 2016, Chrysler y la agencia Wieden + Kennedy usaron el tema para promover sus modelos 200 y 300.
La aerolínea estadounidense Jetblue generó a comienzos de 2016 una activación dentro de un avión: los pasajeros ganarían un viaje al destino que quisieran siempre y cuando todos estuvieran de acuerdo.