Para lograr estar en boca de todos de manera positiva, las marcas extienden cheques con muchísimos ceros a los influencers de turno a los que siguen millones de internautas. Sin embargo, a menudo las marcas olvidan que los mejores influencers, en sentido de ser los más creíbles, se encuentran dentro de la organización.
Teniendo en cuenta que los usuarios tienen una media de ocho cuentas en la Web 2.0, los empleados tienen muchísima influencia, de hecho más de lo que parece a simple vista, en lo que se dice en las redes sociales sobre las empresas que les tienen en nómina.
¿Lo más interesante en clave marketera? Que en los social media los trabajadores no se limitan a exponer ante nuevas audiencias aspectos de las empresas donde se desempeñan laboralmente, sino que lo hacen también de manera absolutamente creíble.
Imaginemos, por ejemplo, que una empresa tiene 1.000 “followers” en una red social. Si la compañía tiene 20 empleados y cada uno de ellos tiene una media de 200 seguidores, esta podría conectar, con la inestimable ayuda de su plantilla, con 4.000 personas.
Cada vez más marcas son conscientes del irresistible “gancho” que tienen sus empleados como influencers y desarrollan programas para involucrar a sus empleados en su promoción en las plataformas 2.0.
Y cuando se ponen el “traje” de influencers, lo cierto es que los trabajadores ofrecen magníficos resultados sobre la mesa. El 79% de las empresas que cuentan con algún programa de “employee advocacy” asegura haber aumentado su visibilidad en las redes sociales. Y el 65% da cuenta de un incremento en su reconocimiento como marcas.