Duran­te el pri­mer dis­cur­so que Trump ofre­ció como pre­si­den­te elec­to, el repu­bli­cano se acer­có con Con­way y la seña­ló como la pie­za cla­ve, por su cono­ci­mien­to en estra­te­gias de mar­ke­ting polí­ti­co diri­gi­das a las muje­res y su capa­ci­dad de tra­ba­jar en la vota­ción a par­tir de su expe­rien­cia con su fir­ma The Polling Com­pany.

El cono­ci­mien­to en mar­ke­ting de Con­way, de acuer­do a la des­crip­ción con que cuen­ta la empre­sa que fun­dó, abar­ca espe­cia­li­da­des como las encues­tas, estu­dios de mer­ca­do, media mana­ge­ment y tec­no­lo­gías de inves­ti­ga­ción.

Su papel ante medios fue deter­mi­nan­te para la per­cep­ción que tuvo la cam­pa­ña del repu­bli­cano, quien lle­vó la direc­ción de su cam­pa­ña a tra­vés de per­so­na­li­da­des como Stephen K. Ban­non o Paul J. Mana­fort.

La mer­ca­do­tec­nia polí­ti­ca deter­mi­nó el triun­fo de Trump en una cam­pa­ña que se reser­vó en la rea­li­za­ción de cam­pa­ñas en com­pa­ra­ción con la estra­te­gia de Clin­ton, que diver­si­fi­có en diver­sos anun­cios su estra­te­gia con la que bus­có comu­ni­car­se con todo tipo de audien­cias, des­de la comu­ni­dad lati­na has­ta la gene­ra­ción millen­nial.