Consejos para construir relaciones duraderas con los clientes

Consejos para construir relaciones duraderas con los clientes

Tra­di­cio­nal­men­te, las empre­sas han teni­do la duda sobre si deben cen­trar sus esfuer­zos en cap­tar nue­vos clien­tes o en fide­li­zar a los actua­les. No exis­te una res­pues­ta ade­cua­da, ya que esta depen­de de varia­bles como la orga­ni­za­ción y el sec­tor de la empre­sa, pero lo cier­to es que varios estu­dios afir­man que apos­tar por fide­li­zar a los clien­tes anti­guos gene­ra más ren­ta­bi­li­dad que tra­tar de atraer nue­vos.

Sin embar­go, esto tam­po­co sig­ni­fi­ca que la fide­li­za­ción de los clien­tes sea algo sen­ci­llo. No solo es nece­sa­rio man­te­ner la cali­dad del pro­duc­to o ser­vi­cio en unos están­da­res altos duran­te mucho tiem­po para con­ten­tar a los con­su­mi­do­res, sino que tam­bién hay que man­te­ner un con­tac­to cer­cano, dura­de­ro y útil con ellos para que en todo momen­to siga vivo el sen­ti­mien­to de per­te­nen­cia a la mar­ca.

Lo fun­da­men­tal es man­te­ner una rela­ción cer­ca­na y amis­to­sa con el clien­te, ya que resul­ta más sen­ci­llo obte­ner la con­fian­za de alguien si se man­tie­ne un buen tra­to con esa per­so­na. Por el con­tra­rio, pedir leal­tad a alguien que no te cono­ce y con el que nun­ca has con­tac­ta­do, se plan­tea más difí­cil.

Enton­ces, ¿cuál es la mejor for­ma de empe­zar a esta­ble­cer una rela­ción bue­na y dura­de­ra con el clien­te? El mar­ke­ting rela­cio­nal ofre­ce la res­pues­ta a esta incóg­ni­ta: enfo­car las estra­te­gias de mar­ke­ting y no tan­to en el pro­duc­to o en el pro­ce­so de com­pra, sino hacer­lo en el clien­te final y en las nece­si­da­des a satis­fa­cer. El camino, por tan­to, es cono­cer mejor a los clien­tes y esta­ble­cer una bue­na rela­ción con ellos antes de recla­mar su fide­li­dad.

Todo esto supo­ne un tra­ba­jo a lar­go pla­zo, ya que no se logra­rá de for­ma rápi­da ni con una estra­te­gia indi­vi­dual. Por tan­to, es nece­sa­rio poner en prác­ti­ca varias téc­ni­cas de rela­ción con el clien­te que ayu­den a esta­ble­cer un tra­to basa­do en el cono­ci­mien­to, la inno­va­ción, la sos­te­ni­bi­li­dad, la empa­tía, el com­pro­mi­so con los bue­nos resul­ta­dos y la trans­pa­ren­cia.

  1. Un buen pri­mer paso para empe­zar con todo este pro­ce­so es cono­cer a los clien­tes obje­ti­vo. Una tarea que pue­de pare­cer sen­ci­lla, pero que, en reali­dad, en un con­tex­to en el que las nece­si­da­des del con­su­mi­dor cam­bian en cues­tión de días, las mar­cas deben saber adap­tar­se y tener un flu­jo de cono­ci­mien­to cons­tan­te sobre sus con­su­mi­do­res para poder satis­fa­cer­les. Para ello, es nece­sa­rio ase­gu­rar­se de tener una base de infor­ma­ción actua­li­za­da, reco­pi­lan­do de for­ma con­ti­nua­da y con­sen­sua­da los datos, opi­nio­nes, que­jas y nece­si­da­des de los clien­tes. Las vías para hacer­lo son muchas y muy fle­xi­bles: cues­tio­na­rios vía mail, encues­tas tele­fó­ni­cas o en el pun­to de ven­ta…
  2. Inver­tir tiem­po en apren­der y en cono­cer a los clien­tes, en este sen­ti­do, pue­de resul­tar un pro­ce­so muy lar­go y exhaus­ti­vo, pero a lar­go pla­zo las empre­sas dis­fru­ta­rán de su ven­ta­jas y bene­fi­cios al ser capa­ces de aho­rrar tiem­po y recur­sos. Cabe des­ta­car que man­te­ner rela­cio­nes sóli­das al mis­mo nivel con todos los clien­tes pue­de resul­tar muy com­pli­ca­do, por lo que muchas mar­cas reco­mien­dan a sus ven­de­do­res hacer una seg­men­ta­ción de los con­su­mi­do­res más valio­sos para ellos y, así, iden­ti­fi­car las cone­xio­nes por las que mere­ce la pena apos­tar más tiem­po (siem­pre sin poner en peli­gro la rela­ción con otros con­su­mi­do­res). Para ello, es pre­ci­so que los emplea­dos dedi­quen tiem­po a revi­sar sus cuen­tas y orga­ni­zar­las en seg­men­tos prio­ri­ta­rios.
  3. Por últi­mo, la rela­ción entre las mar­cas y sus clien­tes tam­bién tie­ne que estar basa­da en la inme­dia­tez, la inno­va­ción y en el res­pe­to de la pro­gre­si­va digi­ta­li­za­ción de los clien­tes. Nues­tro tar­get ya no se divi­de entre offli­ne y onli­ne, sino que habla­mos de un públi­co híbri­do que pue­de optar por una vía u otra. Para ello, es nece­sa­rio que las mar­cas apues­ten por una vía de comu­ni­ca­ción y un mar­ke­ting híbri­do con el que comu­ni­car­se y tras­la­dar las nove­da­des a cada audien­cia en el momen­to más opor­tuno.