Acciones para combatir la manipulación de la información digital

Acciones para combatir la manipulación de la información digital

manipulacion5¡Una ima­gen no siem­pre vale más que mil pala­bras! Hoy día todos somos o que­re­mos ser comu­ni­ca­do­res y esta­mos abu­san­do del medio digi­tal, de su inme­dia­tez o de la can­di­dez y en muchas oca­sio­nes de la fal­ta de edu­ca­ción y cul­tu­ra del recep­tor. La comu­ni­ca­ción debe estar bajo el mar­co del pro­fe­sio­na­lis­mo y de la éti­ca, lo cual obli­ga a todo comu­ni­ca­dor y tam­bién a cual­quier recep­tor a veri­fi­car la infor­ma­ción, cum­plien­do con el lla­ma­do rigor perio­dís­ti­co.

Se lee digi­tal­men­te las 24 horas duran­te los 365 días del año, que se orien­ta la comu­ni­ca­ción digi­tal hacia un liber­ti­na­je y un enor­me y peli­gro­so des­or­den social comu­ni­ca­ti­vo, infor­ma­ti­vo, edu­ca­ti­vo.

Por inte­rés per­so­nal y res­pon­sa­bi­li­dad social se debe refle­xio­nar des­de la éti­ca y los prin­ci­pios bási­cos del perio­dis­mo pro­fe­sio­nal, emi­so­res o recep­to­res ama­teurs o pro­fe­sio­na­les de la infor­ma­ción en sus diver­sas moda­li­da­des digi­ta­les, como lo es la comu­ni­ca­ción escri­ta o a tra­vés de imá­ge­nes en vídeos y foto­gra­fías.

En mate­ria de comu­ni­ca­ción vivi­mos en una épo­ca mara­vi­llo­sa y de alto ries­go en la que la comu­ni­ca­ción se está res­trin­gien­do a pode­ro­sas imá­ge­nes y 140 carac­te­res, lo que ha lle­va­do a ser dema­sia­do mini­ma­lis­tas y sim­plis­tas en nues­tra for­ma de comu­ni­car e infor­mar, así como de acep­tar como recep­to­res todo tipo de comu­ni­ca­ción, esto con todos los rie­gos que impli­ca.

Por natu­ra­le­za huma­na el sen­sa­cio­na­lis­mo infor­ma­ti­vo embe­le­sa, gene­ral­men­te lo pri­me­ro que regis­tra­mos de cual­quier comu­ni­ca­do es la ima­gen y des­pués el tex­to que le acom­pa­ña. El poder de las imá­ge­nes en algu­nas oca­sio­nes mis­te­rio­sas, pue­de lle­var a his­to­rias des­con­tex­tua­li­za­das, inima­gi­na­bles y con­di­cio­na­das por nues­tra expe­rien­cia, valo­res, cul­tu­ra, o el momen­to que vivi­mos.

Esta­mos cier­tos que des­de que nace­mos somos ima­gen antes que pala­bras, recor­da­mos el 80% de lo que vemos fren­te al 20% de lo que lee­mos. Vamos por la vida cali­fi­can­do, cla­si­fi­can­do a las per­so­nas y a las cosas por su ima­gen; emi­ti­mos expre­sio­nes acor­des a nues­tro gus­to como “es ele­gan­te, dis­tin­gui­do, está padre, es muy naco”, y otros voca­blos más.

manip7Com­pra­mos, ele­gi­mos, selec­cio­na­mos en muchas oca­sio­nes por la ima­gen, de la mis­ma for­ma bus­ca­mos las mejo­res imá­ge­nes para nues­tra pre­sen­cia en las redes socia­les, ya sea para real­men­te impac­tar o para mani­pu­lar y enga­ñar.

Como recep­to­res, la ima­gen logra cap­tar nues­tra aten­ción en un sólo impac­to, pue­de ser adic­ti­va, ama­ble, agre­si­va, pue­de suge­rir e ins­pi­rar, nos pue­de dis­tin­guir, inclu­so posi­cio­nar.  Nos pude lle­var a inves­ti­gar, o a dejar duda. Tie­ne el poder de sedu­cir a tra­vés del color, inclui­dos el blan­co y negro. Los colo­res dis­pa­ran emo­cio­nes y sen­sa­cio­nes.

Esta­mos ya con­di­cio­na­dos al rojo de fuer­za, al negro que pue­de trans­mi­tir segu­ri­dad o temor, el blan­co de la pure­za, el naran­ja de la inno­va­ción, al ver­de de salud, al ama­ri­llo de pre­cau­ción. Los tonos pas­tel nos rela­jan y los colo­res muy vivos exal­tan, el rojo pue­de ser fuer­za o amor, el rosa iden­ti­fi­ca cau­sas feme­ni­nas y sen­si­bles.

El ries­go prin­ci­pal de tener una comu­ni­ca­ción fun­da­men­ta­da en imá­ge­nes es lle­gar a tener una socie­dad pseu­do­edu­ca­da, pseu­do­cul­ta, pseu­do­in­for­ma­da.

  • La ima­gen es comu­ni­ca­ción
  • La ima­gen es publi­ci­dad
  • La ima­gen es mar­ke­ting
  • La comu­ni­ca­ción es ima­gen
  • La publi­ci­dad es ima­gen
  • El mar­ke­ting es ima­gen

¿Por qué una ima­gen no siem­pre vale más que mil pala­bras?

Deci­mos que una ima­gen siem­pre vale más que mil pala­bras, que una bue­na ima­gen trans­mi­te cre­di­bi­li­dad, con­fian­za, segu­ri­dad, cali­dad, esto es una ver­dad a medias y en muchas oca­sio­nes una gran men­ti­ra.

Todos sabe­mos que una ima­gen pue­de ser mani­pu­la­da con “Pho­toshop” o con diver­sos medios digi­ta­les; la ima­gen tam­bién pue­de ser mani­pu­la­da a tra­vés del tex­to que gene­ral­men­te la acom­pa­ña y en esta prác­ti­ca los exper­tos comu­ni­ca­do­res en casi todas sus espe­cia­li­da­des son amos y seño­res.

Imá­ge­nes vemos, hechos no sabe­mos

Hemos leí­do el libro titu­la­do Ante el dolor de los demás rela­cio­na­do con el mun­do de las imá­ge­nes a tra­vés de la foto­gra­fía. Su auto­ra, Susan Son­tag, tra­ta acer­ca de la fuer­za de la ima­gen foto­grá­fi­ca en el ámbi­to del horror de la gue­rra.

Susan Son­tag refle­xio­na sobre las imá­ge­nes más lace­ran­tes que han podi­do cap­tar los repor­te­ros grá­fi­cos en las dife­ren­tes gue­rras y suce­sos que han aso­la­do a la huma­ni­dad. Tan­to el con­te­ni­do de estas foto­gra­fías y el uso ideo­ló­gi­co que se hace de ellas, como la reac­ción del espec­ta­dor y de los pro­pios fotó­gra­fos son por par­tes igua­les mate­ria de aná­li­sis para esta inte­lec­tual.

Ella rese­ña en uno de los párra­fos del cita­do libro las imá­ge­nes cap­ta­das a tra­vés de la foto­gra­fía de dos esce­nas simi­la­res de niños ase­si­na­dos en la gue­rra entre judíos israe­li­tas y pales­ti­nos, dicien­do: “Para un judío israe­lí, la foto­gra­fía de un niño des­tro­za­do en el aten­ta­do de la piz­ze­ría Sba­rro en el cen­tro de Jeru­sa­lén, es en pri­mer lugar la foto­gra­fía de un niño judío que ha sido ase­si­na­do por un kami­ka­ze pales­tino” y “para un pales­tino, la foto­gra­fía de un niño des­tro­za­do por la bala de un tan­que en Gaza es sobre todo la foto­gra­fía de un niño pales­tino que ha sido ase­si­na­do por la arti­lle­ría israe­lí. Para los mili­tan­tes la iden­ti­dad lo es todo. Y todas las foto­gra­fías espe­ran su expli­ca­ción o fal­si­fi­ca­ción según el pie”, y podría ser la mis­ma foto­gra­fía con un pie de foto dife­ren­te.

manipulacion4Lo preo­cu­pan­te de estas foto­gra­fías es que pare­cen ser enca­mi­na­das hacia un mis­mo sen­ti­do, el de la muer­te de niños, con inter­pre­ta­cio­nes simi­la­res pero que bus­can gene­rar sen­ti­mien­tos de odio, ven­gan­za por igual entre israe­li­tas y ára­bes, olvi­dan­do que el sig­ni­fi­ca­do esen­cial es la muer­te de niños, sean de uno u otro ban­do. Los medios his­tó­ri­ca­men­te están satu­ra­dos de imá­ge­nes mani­pu­la­das.

Todo lo ante­rior se refie­re a las imá­ge­nes hoy día digi­ta­les y su men­sa­je a tra­vés de pies de foto­gra­fías con las que se pue­de mani­pu­lar al recep­tor, el cual en su inmen­sa mayo­ría da por váli­da, sin cues­tio­nar, menos inves­ti­gar.

Las imá­ge­nes y los tex­tos

Las pala­bras habla­das se las lle­va el vien­to y las escri­tas digi­tal­men­te son un pode­ro­so medio de comu­ni­ca­ción sin fron­te­ras, pala­bras que per­ma­ne­cen y pue­den tras­cen­der más allá de nues­tra ima­gi­na­ción, máxi­me si son acom­pa­ña­das de foto­gra­fías o vídeos. Segu­ra­men­te el lec­tor, sien­do emi­sor o recep­tor, evo­ca­rá algu­na ima­gen o vídeo con el cual pudo impac­tar o se impac­tó y lo movió hacia algún sen­ti­mien­to posi­ti­vo, nega­ti­vo o una acción inme­dia­ta. La gran pre­gun­ta al emi­sor y al recep­tor sería: “¿veri­fi­cas la infor­ma­ción envia­da o reci­bi­da o te vas con la fin­ta”?

¿Y hacia dón­de nos move­mos? La res­pues­ta es hacia la inme­dia­tez, sim­pli­ci­dad, mani­pu­la­ción. Afor­tu­na­da­men­te, para com­ba­tir la mani­pu­la­ción de la Infor­ma­ción digi­tal resal­ta­mos dos accio­nes bási­cas:

  • El rigor que tra­ta de la exi­gi­ble veri­fi­ca­ción
  • La éti­ca que se refie­re a la vera­ci­dad, al res­pe­to, a la res­pon­sa­bi­li­dad comu­ni­ca­ti­va

Estas accio­nes apli­can a los emi­so­res y tam­bién a recep­to­res de la por­ten­to­sa infor­ma­ción y comu­ni­ca­ción digi­tal, hoy día de vuel­ta en la inme­dia­tez y la sim­pli­ci­dad, ade­más sin dis­tin­guir entre ama­teurs y pro­fe­sio­na­les de la comu­ni­ca­ción y de la infor­ma­ción.

Como una car­ta a los reyes magos podría pedir la crea­ción de un “cer­ti­fi­ca­do mun­dial de cali­dad perio­dís­ti­ca e infor­ma­ti­va” que por lo menos cali­fi­que el ori­gen autén­ti­co de la comu­ni­ca­ción, aun­que el reto o pro­ble­ma siem­pre esta­rá en nues­tra pro­pia inter­pre­ta­ción car­ga­da de todo nues­tro baga­je cul­tu­ral y de valo­res éti­cos.