¿Qué es el marketing pirómano?

¿Qué es el marketing pirómano?

Por David Carras­co­sa Men­do­za

David-Carrascosa-MendozaLa piro­ma­nía es un tras­torno del con­trol de los impul­sos que pro­du­ce un gran inte­rés por el fue­go, por cómo pro­du­cir­lo y por obser­var­lo. La sin­to­ma­to­lo­gía esen­cial es pro­du­cir incen­dios de for­ma deli­be­ra­da, cons­cien­te y habi­tual, y con­lle­va una impor­tan­te ten­sión que pro­du­ce un inten­so pla­cer al encen­der el fue­go, pre­sen­ciar­lo o al par­ti­ci­par en sus con­se­cuen­cias des­truc­ti­vas.

El Mar­ke­ting Piró­mano es la deno­mi­na­ción colo­quial para defi­nir cier­tos esti­los y cam­pa­ñas que se carac­te­ri­zan por “que­mar” los tar­get a los que se diri­ge. Se rea­li­za con accio­nes de mar­ke­ting que de for­ma habi­tual pro­du­cen una impor­tan­te ten­sión y recha­zo en los recep­to­res de las accio­nes por su agre­si­vi­dad o inco­mo­di­dad. Sus pro­mo­to­res gene­ral­men­te son cons­cien­tes de las con­se­cuen­cias des­truc­ti­vas de tales accio­nes, pero ante­po­nen su inte­rés inme­dia­to a todo lo demás, par­ti­ci­pan­do acti­va­men­te en des­truir un tar­get que ellos mis­mos no podrán uti­li­zar de for­ma pro­duc­ti­va a medio pla­zo y que tam­po­co podrá ser uti­li­za­do por nadie más. Algo que saben pero que no cam­bia su acción piró­ma­na.

Un ejem­plo de Mar­ke­ting Piró­mano es el que rea­li­zan los prin­ci­pa­les ope­ra­do­res de tele­fo­nía y algu­nas enti­da­des ban­ca­rias median­te el aco­so sis­te­má­ti­co vía tele­mar­ke­ting de los clien­tes poten­cia­les. Lla­ma­das sis­te­má­ti­cas exce­si­vas y agre­si­vas que que­man los gran­des bene­fi­cios que el tele­mar­ke­ting tenía como sis­te­ma de segui­mien­to de clien­tes tras una cam­pa­ña de mai­ling o e‑mailing y anu­lan­do la uti­li­dad comer­cial del canal. El uso abu­si­vo, des­me­su­ra­do, a des­ho­ra y sobre todo egoís­ta al preo­cu­par­se úni­ca­men­te de sí mis­mos cuan­do rea­li­zan sus lla­ma­das, igno­ran­do volun­ta­ria­men­te la cir­cuns­tan­cia en la que se reci­be dicha lla­ma­da, lle­va a situa­cio­nes de estrés al inter­lo­cu­tor, quien tras un par de expe­rien­cias nega­ti­vas gene­ra­rá una con­duc­ta habi­tual defen­si­va-agre­si­va ante cual­quier nue­va lla­ma­da pro­ce­den­te de una empre­sa.

piromanoNo es difí­cil encon­trar empre­sas como Voda­fo­ne, Oran­ge, Movis­tar, BSCH, etc., emplean­do entre otras estra­te­gias el Mar­ke­ting Piró­mano lla­man­do por telé­fono a quien con­si­de­ran su tar­get, sin impor­tar que sean las 8:00 horas de un sába­do o las 23.00 horas de cual­quier otro día. Nor­mal­men­te no pre­gun­tan sobre si pue­den ser aten­di­dos, preo­cu­pán­do­les poco la situa­ción del inter­lo­cu­tor y sol­tan­do un dis­cur­so tan monó­tono como exas­pe­ran­te que sue­le ser inte­rrum­pi­do con un acto poco cor­tés del recep­tor de la lla­ma­da, ya que los inten­tos edu­ca­dos por col­gar sue­len ser igno­ra­dos por los ope­ra­do­res de los call cen­ter. En una jor­na­da sobre Mar­ke­ting local para PYMES pre­gun­té a los asis­ten­tes sobre cuál era la situa­ción más extra­ña y des­agra­da­ble en la que habían reci­bi­do lla­ma­das que podrían cla­si­fi­car­se como Mar­ke­ting Piró­mano. La res­pues­ta fue inme­dia­ta y muchos asis­ten­tes con­ta­ron varias expe­rien­cias moles­tas. Exis­tían casos en los que reci­bie­ron la lla­ma­da en medio de un vela­to­rio, o espe­ran­do infor­ma­ción y preo­cu­pa­dos en urgen­cias hos­pi­ta­la­rias tras un acci­den­te de trá­fi­co de un hijo, tam­bién tras ser víc­ti­mas de un atra­co y diver­sas situa­cio­nes más o menos cho­can­tes, don­de la menos des­agra­da­ble era estar hacien­do uso del cuar­to de baño mien­tras una seño­ri­ta insis­te en las bon­da­des de su ofer­ta.

A este tipo de accio­nes en las que poco o nada impor­ta el clien­te como indi­vi­duo y en las que se dis­pa­ra a bul­to por­que alguien acep­ta­rá el con­tra­to o la ofer­ta, tam­bién se suma que la per­so­na que rea­li­za el tele­mar­ke­ting sue­le ser some­ti­da a una exce­si­va pre­sión para lograr el obje­ti­vo a toda cos­ta, lo que se tra­du­ce en más cas­ti­go sobre el recep­tor de lla­ma­das. Las accio­nes son dise­ña­das sien­do cons­cien­tes del masi­vo recha­zo que pro­du­cen en los recep­to­res, pero con­ti­núan eje­cu­tán­do­se como si el obje­ti­vo fue­se sem­brar el odio hacia sus pro­pias empre­sas en aras de un bene­fi­cio tem­po­ral. La con­se­cuen­cia es que han logra­do que los con­su­mi­do­res en gene­ral cuel­guen o sean gro­se­ros tan pron­to detec­tan que se les lla­ma para ven­der­les algo. Así resul­ta que­ma­do y arra­sa­do un sis­te­ma que se demos­tró muy efi­caz para hacer segui­mien­tos de cam­pa­ña, para los ser­vi­cios con­trol de cali­dad en la aten­ción al clien­te, etc.

Los pro­fe­sio­na­les del Mar­ke­ting Piró­mano sue­len com­ple­men­tar sus estra­te­gias con polí­ti­cas de mal­tra­to comer­cial a sus clien­tes loca­li­za­dos en un mer­ca­do masi­vo y muchas veces cau­ti­vo, clien­tes que tan pron­to pue­den les aban­do­nan a pesar de sus spot de atrac­ti­vas seño­ri­tas que son­rien­do inten­tan con­tra­rres­tar los efec­tos de ese demo­le­dor esti­lo comer­cial. Empre­sas como Yoi­go no nece­si­tan prác­ti­ca­men­te hacer publi­cad en com­pa­ra­ción con las cam­pa­ñas de sus com­pe­ti­do­res, cre­cen reco­gien­do a los clien­tes que huyen de otras empre­sas de la com­pe­ten­cia ofre­cién­do­les lo que deman­dan. Se nutren de clien­tes defrau­da­dos con empre­sas que espe­ran a que se pro­duz­ca una ame­na­za de baja o inclu­so espe­ran a reci­bir la comu­ni­ca­ción de la por­ta­bi­li­dad para ver qué pue­den ofre­cer, empre­sas que sus tari­fas pare­cen desa­rro­lla­das por un tri­le­ro más que por una com­pa­ñía que pre­ten­da dar el mejor ser­vi­cio y ser cla­ra. Del mis­mo modo, ING en la ban­ca ofre­ce a sus clien­tes fór­mu­las que entran en la lógi­ca men­tal del con­su­mi­dor que dice: “si yo le entre­go mi dine­ro para que usted ten­ga pasi­vo, yo debo obte­ner bene­fi­cios en lugar de pagar­le por ello”.

Las mejo­res estra­te­gias son las que ponen por delan­te no defrau­dar las expec­ta­ti­vas del clien­te, sien­do el bene­fi­cio comer­cial una con­se­cuen­cia de la satis­fac­ción y fide­li­dad natu­ral del clien­te satis­fe­cho. Como bien lo ilus­tra esta anti­gua fra­se: “se cazan más mos­cas con una sola gota de miel, que con cien litros de hiel”.

David Carras­co­sa Men­do­za
Ana­lis­ta de Estra­te­gia Mer­can­til
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