3 infaltables para liberar la publicidad de la monotonía

3 infaltables para liberar la publicidad de la monotonía

En una eva­lua­ción hones­ta, la publi­ci­dad abu­rre más que encan­di­la al espec­ta­dor. Urge, por tan­to, un cam­bio de sis­te­ma en la publi­ci­dad para que, en lugar de abu­rrir, las mar­cas logren sedu­cir a un con­su­mi­dor que se las sabe todas y no está dis­pues­to a tole­rar abu­sos por par­te de los anun­cian­tes.

En una ponen­cia ofre­ci­da recien­te­men­te en la OWM Sum­mit de Ber­lín, Uwe Storch, res­pon­sa­ble de medios de Ferre­ro en Ale­ma­nia, ha urgi­do a sus cole­gas de pro­fe­sión a dar la vuel­ta como un cal­ce­tín a la indus­tria publi­ci­ta­ria apo­yán­do­se en 3 con­se­jos:

1. El diag­nós­ti­co: la gen­te está har­ta

En la actua­li­dad, mucha gen­te sue­ña con un uni­ver­so com­ple­ta­men­te ajeno a la publi­ci­dad. De acuer­do con un recien­te infor­me de Niel­sen, uno de cada dos con­su­mi­do­res se sien­te impor­tu­na­do por la publi­ci­dad, y el 75% de los con­su­mi­do­res paga­rían de bue­na gana con tal de ver­se libe­ra­dos de los anun­cios. Apro­xi­ma­da­men­te la mitad de la gen­te abo­na­ría más de 20 euros al mes para per­der de vis­ta la publi­ci­dad. Y el 13% se gas­ta­ría inclu­so 50 euros para no tener que lidiar nun­ca más con los anun­cios.

¿Qué deben hacer enton­ces los anun­cian­tes? ¿Deben dejar de inver­tir en publi­ci­dad? Obvia­men­te no, pero deben cam­biar urgen­te­men­te la fór­mu­la para abrir­se paso en la men­te del con­su­mi­dor y echar allí raí­ces. Hoy por hoy, el 59% de los con­su­mi­do­res no retie­ne ni una déci­ma par­te del con­te­ni­do publi­ci­ta­rio, y el por­cen­ta­je tien­de a cre­cer a medi­da que la gen­te cum­ple años.

En tér­mi­nos gene­ra­les, los con­su­mi­do­res más jóve­nes están más pres­tos a con­tem­plar y escu­char los men­sa­jes de natu­ra­le­za comer­cial, y sus temas pre­fe­ri­dos son los de más can­den­te actua­li­dad en los anun­cios. Por otro lado, los con­su­mi­do­res más adul­tos pre­fie­ren que la publi­ci­dad inci­da en las ven­ta­jas espe­cí­fi­cas de un pro­duc­to o ser­vi­cio.

2. La enfer­me­dad: la publi­ci­dad se ha olvi­da­do de con­tar his­to­rias

Es más que evi­den­te que al con­su­mi­dor le fati­ga la publi­ci­dad. Pero ¿qué se escon­de tras esa fati­ga? Bási­ca­men­te la fal­ta de cora­je de los anun­cian­tes a la hora de con­tar his­to­rias con gan­cho.

En la actua­li­dad, muchas mar­cas se olvi­dan de ser­vir ade­cua­da­men­te a los deseos del con­su­mi­dor en los anun­cios. Y hoy por hoy, en un con­tex­to las­tra­do por múl­ti­ples cri­sis, el con­su­mi­dor está domi­na­do sobre todo y ante todo por un deseo de segu­ri­dad que los anun­cian­tes pare­cen igno­rar.

Para conec­tar con el con­su­mi­dor las mar­cas deben ele­gir para su publi­ci­dad temas rele­van­tes para la gen­te (aun­que tales temas pue­dan resul­tar a bote pron­to con­tro­ver­ti­dos).

La bue­na publi­ci­dad echa raí­ces en un buen «story­te­lling», ese que se empe­ñan en nin­gu­near tan­tos anun­cian­tes. Y si el «story­te­lling» se que­da fue­ra de la ecua­ción en la publi­ci­dad, las mar­cas no logran echar anclas en la men­te del con­su­mi­dor.

3. La medi­ci­na: hallar ideas crea­ti­vas

La base de la bue­na publi­ci­dad es inva­ria­ble­men­te una idea ade­cua­da, que no tie­ne por qué ser nece­sa­ria­men­te la más bri­llan­te. Lo impor­tan­te es que es idea conec­te con lo preo­cu­pa, nece­si­ta y desea el con­su­mi­dor.

Si la publi­ci­dad resul­ta irre­le­van­te para el con­su­mi­dor, ni la crea­ti­vi­dad más reful­gen­te la libe­ra­rá del bos­te­zo.