Trapa: El marketing emocional gana la Navidad

Trapa: El marketing emocional gana la Navidad
La Navi­dad se ha trans­for­ma­do en una épo­ca para pri­me­ro conec­tar y lue­go ven­der, y así lo entien­de la mar­ca espa­ño­la de bom­bo­nes y turro­nes Tra­pa. En su inno­va­do­ra estra­te­gia de mar­ke­ting emo­cio­nal, que ha cedi­do el pro­ta­go­nis­mo a sus pro­pios con­su­mi­do­res, la cam­pa­ña, dise­ña­da para inser­tar­se en los momen­tos autén­ti­cos y per­so­na­les de los hoga­res espa­ño­les, se dife­ren­cia del “rui­do” publi­ci­ta­rio habi­tual al apos­tar por la cer­ca­nía y la cre­di­bi­li­dad por enci­ma del espec­tácu­lo.

Duran­te la tem­po­ra­da fes­ti­va, la elec­ción de un dul­ce se basa, a menu­do, en lo que sim­bo­li­za: un ges­to de afec­to o una tra­di­ción fami­liar. En este con­tex­to, Tra­pa, en cola­bo­ra­ción con Terri­tory Influen­ce, desa­rro­lló una cam­pa­ña que bus­ca­ba for­mar par­te de las his­to­rias de los con­su­mi­do­res, en lugar de sim­ple­men­te pro­mo­cio­nar un pro­duc­to.

Ángel Ama­dor, direc­tor de Mar­ke­ting y Comu­ni­ca­ción de Tra­pa, des­me­nu­za la filo­so­fía detrás de la ini­cia­ti­va. “Dar un paso atrás y per­mi­tir que los pro­pios con­su­mi­do­res fue­ran los pro­ta­go­nis­tas con­tan­do sus his­to­rias lo cam­bia todo. La mar­ca deja de ser el cen­tro de aten­ción, y lo que real­men­te des­ta­ca son las emo­cio­nes”, sos­tie­ne. Este enfo­que per­mi­tió que el sur­ti­do navi­de­ño de la mar­ca se inte­gra­ra de mane­ra natu­ral en las cele­bra­cio­nes de los hoga­res.

De los famo­sos a la comu­ni­dad: El poder de la auten­ti­ci­dad

En lugar de recu­rrir a gran­des cele­bri­da­des, Tra­pa optó por una estra­te­gia de influen­cer mar­ke­ting enfo­ca­da en emba­ja­do­res de la comu­ni­dad de trnd. Se eli­gie­ron per­so­nas reales con cre­di­bi­li­dad genui­na, que com­par­tie­ron su expe­rien­cia navi­de­ña con la mar­ca de for­ma espon­tá­nea. El resul­ta­do fue la crea­ción de más de 500 pie­zas de con­te­ni­do autén­ti­co, con un enor­me poder de con­ven­ci­mien­to gra­cias a su natu­ra­li­dad.

Muchos de los con­te­ni­dos crea­dos me emo­cio­na­ron por­que refle­ja­ban esce­nas fami­lia­res reales, lle­nas de fra­ter­ni­dad. No eran per­fec­tos, pero pre­ci­sa­men­te por eso eran autén­ti­cos”, recuer­da Ama­dor.

El impac­to de la cam­pa­ña se exten­dió más allá del ámbi­to digi­tal, fusio­nan­do el mar­ke­ting de influen­cers con el tra­di­cio­nal boca a boca. Más de 4.300 per­so­nas pro­ba­ron los pro­duc­tos y gene­ra­ron más de 71.000 reco­men­da­cio­nes per­so­na­les. Cada caja de bom­bo­nes se con­vir­tió en un pun­to de par­ti­da para una con­ver­sa­ción, lo que ampli­fi­có la con­fian­za en la mar­ca de una mane­ra sin pre­ce­den­tes.

Los resul­ta­dos fue­ron muy sig­ni­fi­ca­ti­vos:

  • Un 91% de los par­ti­ci­pan­tes no cono­cía la mar­ca antes de la cam­pa­ña.
  • La valo­ra­ción pro­me­dio de los pro­duc­tos alcan­zó un 9 sobre 10.
  • Un 90% de los usua­rios afir­mó que vol­ve­rá a com­prar la mar­ca.

El caso de Tra­pa ofre­ce valio­sas lec­cio­nes para los brand mana­gers, demos­tran­do que el éxi­to en el mar­ke­ting navi­de­ño radi­ca en ampliar la mira­da más allá del pro­duc­to. La cam­pa­ña resal­ta que las cone­xio­nes autén­ti­cas y la cre­di­bi­li­dad supe­ran con cre­ces la sim­ple visi­bi­li­dad, y que la mejor publi­ci­dad es la que se cons­tru­ye a par­tir de las his­to­rias reales de las per­so­nas.

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