Don King, el pro­mo­tor de boxeo más con­tro­ver­sial de esta indus­tria, apa­re­ce­rá en un acto de cam­pa­ña del can­di­da­to repu­bli­cano Donald Trump. El hecho lla­ma la aten­ción no sólo por el impac­to que repre­sen­ta la aso­cia­ción de mar­cas per­so­na­les Trump-King, sino por­que se tra­ta de una estra­te­gia que ya dio resul­ta­dos en redes socia­les con el nom­bre de King y su regis­tro de más de 9.100 tweets publi­ca­dos.

King ya se había pre­sen­ta­do en la Con­ven­ción Nacio­nal Repu­bli­ca­na, don­de ase­gu­ró que el mag­na­te cons­trui­ría por com­ple­to un nue­vo sis­te­ma, al tiem­po que reco­no­ció que derrum­ba­ría al actual, pro­me­sa de cam­pa­ña que lo moti­vó a sumar­se a su can­di­da­tu­ra.

Este tipo de estra­te­gias que se pre­sen­tan den­tro de mer­ca­do­tec­nia polí­ti­ca deben lla­mar la aten­ción del con­su­mi­dor, pues se tra­ta de comu­ni­car y diri­gir el com­por­ta­mien­to elec­to­ral. La estra­te­gia bus­ca ayu­dar en la pro­mo­ción de Trump en la ciu­dad de Cle­ve­land, don­de King man­tie­ne una influen­cia impor­tan­te den­tro de las comu­ni­da­des de esa región, gra­cias a su per­so­na­li­dad como pro­mo­tor de boxeo y a que se tra­ta de un habi­tan­te ori­gi­na­rio.

Esta sin­cro­ni­za­ción entre la ima­gen del can­di­da­to repu­bli­cano y Don King está sufrien­do des­acuer­dos entre los votan­tes, pues se des­ta­ca los ele­men­tos nega­ti­vos del pro­mo­tor como excon­vic­to, hecho que a la fecha sigue impac­tan­do en su ima­gen per­so­nal.

Lo que resul­ta intere­san­te obser­var de esta cola­bo­ra­ción entre Trump y King en medio de la cam­pa­ña, es un recur­so de pro­mo­ción con el cual el repu­bli­cano bus­ca lograr empa­tía en un seg­men­to don­de King tie­ne influen­cia entre los elec­to­res.

La comu­ni­ca­ción que se logra en cam­pa­ña polí­ti­ca debe lle­var a iden­ti­fi­car el eje cen­tral sobre el que avan­za­rá la mis­ma. En el caso de Trump, la comu­ni­ca­ción se ha basa­do en la espec­ta­cu­la­ri­dad, un recur­so en mer­ca­do­tec­nia polí­ti­ca con el que un can­di­da­to logra empa­tía con el mer­ca­do. A la par de estas estra­te­gias, resul­ta intere­san­te obser­var que exis­ten otros recur­sos en los que se pue­de enfo­car la cam­pa­ña, pero lo esen­cial es que en todos ellos debe des­ta­car la influen­cia en el elec­to­ra­do.