Un misterioso panda llega certeramente a explicar el lacerante resultado de los divorcios

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Un misterioso panda llega certeramente a explicar el lacerante resultado de los divorcios

En Dinamarca más del 50% de las parejas acaba divorciándose. Y la profunda aflicción que sigue a una separación conyugal afecta, como es por demás conocido, también a los hijos nacidos de la unión de quienes deciden dar por finalizado su matrimonio. Detrás de este trabajo están la agencia Saatchi & Saatchi Copenhague, la productora Gobsmack y el director Stefan Pflug, autor además del guion.

Sobre este tema versa precisamente el nuevo y conmovedor spot de la ONG danesa Teamwork Family, sacando a la luz las amargas consecuencias de los divorcios y las separaciones para los hijos, que pueden llegar a arrastrar el dolor durante décadas.

El anuncio, presentado con el nombre de What Follows The Panda, relata la historia de un hombre en tres fases diferentes de su vida durante las cuales el protagonista carga sobre sus hombros una mochila amarilla con una panda que es una suerte de metáfora sobre los perjuicios psicológicos que le ha infligido el divorcio de sus padres.

Narrado a la inversa, el spot comienza poniendo el foco en un hombre adulto de mediana edad que, rebosante de amargura, tiene ya dos divorcios sobre sus espaldas.

A continuación la historia se retrotrae a la juventud del protagonista, cuyos prejuicios hacia las chicas (motivados probablemente por el traumático divorcio de sus padres) son claramente visibles. Finalmente, en la última escena se ve un niño que contempla cómo su padre y su madre protagonizan una incendiaria pelea.

El anuncio concluye con este atinadísimo lema: “Divorce can be a heavy burden. Don’t let your kids carry it” (El divorcio puede ser una pesada carga. No dejes que tus hijos carguen con ella).

Con su nuevo spot, melancólico y enérgico a partes iguales, Teamwork Family trata de vender al espectador las bondades de una nueva aplicación que pone en manos del usuario una serie de herramientas para desdramatizar los procesos de divorcio y evitar en la medida de lo posible que los niños acaben convirtiéndose también en víctimas.