Por Javier Salgado
Arden las redes sociales estos días, una vez más, ahora como consecuencia del anuncio de Pepsi protagonizado por Kendal Jenner. Un ejemplo más del estado de controversia permanente en el que parece instalada esta turbulenta sociedad nuestra.
Por si no lo has visto aún, lo cual es bastante probable ya que la marca se ha visto obligada a retirarlo horas después de su lanzamiento debido al revuelo causado, te cuento de qué se trata. En el spot, la modelo y diseñadora Kendall Jenner abandona una sesión de fotos para sumarse a una marcha juvenil que pasa por delante de ella y terminar ofreciendo una lata de Pepsi a uno de los policías que vigilan la protesta. El anuncio es una metáfora del clásico “no nos mires, únete” de tantas manifestaciones.
Hasta ahí todo muy cándido. Sin embargo, la mecha prendió en las redes sociales cuando algunos quisieron ver en la escena final un símil con la concentración de 2016 en Baton Rouge (Luisiana) y en concreto con una imagen icónica en la que una mujer se aproximó con toda calma al retén policial para plantarle cara pacíficamente. La marcha de Luisiana, convocada bajo el lema Black Lives Matter (“las vidas de los negros importan”), tenía como objetivo condenar las muertes de dos ciudadanos afroamericanos a manos de las fuerzas policiales días antes.
Las críticas contra Pepsi se han concentrado en redes como Twitter, donde algunos usuarios han publicado composiciones que comparan la imagen de Baton Rouge con el momento culminante del spot. El motivo de los ataques a la compañía es que, supuestamente, el anuncio frivoliza la lucha contra la violencia racial. Nada más y nada menos.
Abrumados por la virulenta reacción de las redes, los directivos de Pepsi se han visto obligados a retirar la pieza publicitaria, una respuesta inteligente cuyo objetivo es evitar males mayores ante los tiempos que corren. “Pepsi quería proyectar un mensaje global de unidad, paz y entendimiento. Claramente no hemos cumplido con nuestros objetivos y pedimos disculpas”, ha afirmado la empresa en su cuenta de Twitter.
Sin entrar a valorar la calidad del spot ₋un ejemplo de buenrollismo habitual en este tipo de mensajes publicitarios₋ ni tampoco el acierto en la elección de su protagonista ₋¿alguien se cree a una Kardashian en el papel de activista política?₋, me pregunto si toda esta polémica tiene sentido. Si es sano que nos hallemos en un estado de crispación permanente, en una sociedad altamente inflamable dispuesta a cargar en tromba ante la menor sospecha de ofensa, real o figurada, contra grupos étnicos, culturales o religiosos. Si la defensa de lo que para algunos es “políticamente correcto” no se estará convirtiendo en una nueva forma de censura.
Javier Salgado Derqui
Managing Director USA en ATREVIA
Experto en Comunicación Corporativa y Comunicación de Crisis
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