Elon Musk, el hombre más rico del mundo y propietario de X (antes Twitter), ha removido los cimientos del panorama tecnológico con una oferta de 97.400 millones de dólares para adquirir OpenAI, la empresa que actualmente es líder en inteligencia artificial. Esta propuesta, impulsada por un grupo de inversores, surge en un momento de creciente tensión entre Musk y Sam Altman, CEO de OpenAI, y parece más una batalla personal que un interés real de compra.
La oferta de Musk ha sido recibida con suspicacia, ya que Altman no tiene intención de ceder el control de la empresa. De hecho, el CEO de OpenAI respondió con ironía en la red social X: «No gracias, pero compraremos Twitter por 9.740 millones de dólares, si quieres», haciendo clara referencia al precio que Musk pagó por la plataforma en 2022, que fue cuatro veces mayor que la cifra mencionada por Altman.
Una oferta con intenciones ocultas
Aunque es poco probable que Musk logre adquirir OpenAI, su oferta representa una declaración de guerra que complica los planes de la empresa. OpenAI se encuentra actualmente en un complicado proceso de reestructuración para convertirse en una entidad «for-profit» (con fines de lucro), un cambio significativo desde su fundación en 2015 como organización sin ánimo de lucro. La oferta de Musk no solo eleva el valor de mercado de la empresa, sino que también pone en apuros a su junta directiva, que ahora debe asegurarse de pagar un precio justo a su división sin ánimo de lucro por las acciones de la matriz.
Sam Altman ha evitado comprometerse con una respuesta definitiva sobre cómo OpenAI enfrentará esta situación. «Esa es una cuestión sobre la que el consejo de dirección de la compañía tendrá la última palabra», declaró, dejando abierta la posibilidad de que la empresa necesite buscar nuevas fuentes de financiación para cubrir su reestructuración.
El proyecto Stargate: La manzana en discordia
El momento que Musk eligió para lanzar su oferta no es casual. Recientemente, OpenAI, respaldada por Donald Trump, presentó el ambicioso proyecto Stargate, que involucra a gigantes como Oracle y Softbank. Este proyecto, valorado en 500.000 millones de dólares, tiene como objetivo expandir centros de datos dedicados a la inteligencia artificial general (AGI), una tecnología que iguala o supera la inteligencia humana.
El papel central de OpenAI en Stargate ha dejado a Musk en una situación incómoda. Aunque su empresa de inteligencia artificial, xAI, está valorada en 50.000 millones de dólares, no puede competir con OpenAI, cuyo valor ronda los 300.000 millones. Musk, quien cofundó OpenAI en 2015 junto a Altman, se desvinculó de la empresa en 2018 y desde entonces ha criticado su transformación hacia un modelo «for-profit», argumentando que traiciona los principios fundacionales de la organización.
Una batalla personal con implicaciones globales
La oferta de Musk parece estar impulsada tanto por motivos personales como estratégicos. Por un lado, busca socavar los esfuerzos de Altman en el ámbito de la inteligencia artificial, lo que beneficiaría a xAI. Por otro, intenta retrasar el proyecto Stargate, que podría consolidar a OpenAI como la empresa no cotizada más valiosa del mundo, con un valor potencial superior a los 300.000 millones de dólares.
Musk ha justificado su oferta argumentando que la inteligencia artificial general en manos de una empresa privada como OpenAI podría ser potencialmente peligrosa. Sin embargo, muchos entendidos ven esta postura como una excusa para ocultar sus verdaderas intenciones: frenar el ascenso de OpenAI y, por extensión, de Sam Altman.
El futuro de OpenAI está en juego
Aunque la oferta de Musk probablemente no se concrete, su impacto en OpenAI es innegable. La empresa ahora enfrenta un escenario más complicado para atraer inversores y completar su reestructuración. Además, la tensión entre Musk y Altman podría intensificarse, especialmente si OpenAI logra consolidarse como líder indiscutible en el campo de la inteligencia artificial.
Mientras tanto, el mundo tecnológico observa con atención este duelo entre dos de las figuras más influyentes del sector. La batalla por OpenAI no se trata solo de la pugna por el control de una empresa, sino que es, en el fondo, un enfrentamiento que podría llegar a definir el futuro de la inteligencia artificial y su impacto en la sociedad a nivel mundial.
En definitiva, la oferta de Musk por OpenAI es un movimiento estratégico que refleja las tensiones entre dos visiones contrapuestas sobre el futuro de la inteligencia artificial. Y aunque es poco probable que Musk logre su objetivo, su intervención ha añadido más obstáculos que superar en el camino que OpenAI debe recorrer.