Motivos por los que no bajar la guardia en comunicación de crisis durante 2018

Motivos por los que no bajar la guardia en comunicación de crisis durante 2018

c182En la lis­ta de bue­nos pro­pó­si­tos para el nue­vo año, la pre­ven­ción de cri­sis debe­ría ocu­par un lugar pre­fe­ren­cial para las empre­sas en vis­ta de los casos que nos ha depa­ra­do 2017, algu­nos de ellos con un impac­to letal en la repu­tación de las com­pa­ñías. La hiper­co­ne­xión actual ha dado lugar a una era de trans­pa­ren­cia cre­cien­te en el que las com­pa­ñías están some­ti­das a un escru­ti­nio per­ma­nen­te. Adap­tar­se a ese entorno es obli­ga­to­rio para sobre­vi­vir.

En este 2018 que comien­za se vis­lum­bran ya ten­den­cias y som­bras que obli­ga­rán a las empre­sas a no bajar la guar­dia para impe­dir una posi­ble cri­sis repu­tacio­nal:

  • ¿El año de los ciber­ata­ques? La mayo­ría de los exper­tos están con­ven­ci­dos de que las bre­chas infor­má­ti­cas irán a más en 2018, que pue­de con­ver­tir­se en el año de los ciber­ata­ques. Ten­den­cias en auge como el tele­tra­ba­jo nos harán más vul­ne­ra­bles, espe­cial­men­te cuan­do se uti­li­cen redes no pro­te­gi­das.

Lo peor, sin embar­go, es que los ata­ques infor­má­ti­cos ya no se limi­ta­rán a orde­na­do­res o smartpho­nes. El Inter­net de las Cosas hará aumen­tar la lis­ta de ries­gos, que se exten­de­rá, por ejem­plo, a los vehícu­los. Se esti­ma que en 2023 las ven­tas de autos conec­ta­dos a la red supe­ra­rán los 70 millo­nes de uni­da­des. El coche se está con­vir­tien­do ya en un núcleo de infor­ma­ción conec­ta­da. Todo un reto para indus­trias como la auto­mo­ción, que debe­rá refor­zar sus pro­to­co­los de cri­sis para evi­tar males mayo­res.

  • El lado oscu­ro de la inte­li­gen­cia arti­fi­cial. Los pro­gra­mas capa­ces de inter­ac­tuar con huma­nos, con los chat­bots a la cabe­za, se están con­vir­tien­do en la for­ma pre­fe­ri­da del con­su­mi­dor para con­tac­tar con la mar­ca. Sin embar­go, la inte­li­gen­cia arti­fi­cial pue­de tener tam­bién apli­ca­cio­nes temi­bles. Están sur­gien­do, por ejem­plo, algo­rit­mos para gene­rar crí­ti­cas nega­ti­vas a pro­duc­tos en redes socia­les. Cuan­do Hillary Clin­ton publi­có su últi­mo libro, ¿Qué pasó?, en el que da su ver­sión sobre la derro­ta elec­to­ral fren­te a Trump, Ama­zon se vio obli­ga­da a borrar en pocas horas más de 1.200 crí­ti­cas fal­sas publi­ca­das por supues­tos lec­to­res en su pla­ta­for­ma. Dado el efec­to que una opi­nión nega­ti­va sobre un pro­duc­to o ser­vi­cio pue­de tener en su vida comer­cial, que­da cla­ro que las mar­cas se enfren­tan a un serio reto en 2018.

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  • La ame­na­za de las fake news. Las men­ti­ras exis­tie­ron siem­pre, pero jamás se vira­li­za­ron a la velo­ci­dad actual. Todo indi­ca que el fenó­meno irá a más en 2018. Bulos de todo tipo, insi­dias que se pro­pa­gan como la pól­vo­ra y has­ta fotos mani­pu­la­das se están con­vir­tien­do en un hecho coti­diano que ha obli­ga­do a empre­sas como Face­book o Goo­gle o a Gobier­nos como el de Macron en Fran­cia a adop­tar medi­das para com­ba­tir este fenó­meno. Las fake news obli­ga­rán en los pró­xi­mos meses a las orga­ni­za­cio­nes a ejer­cer un moni­to­reo cons­tan­te de la actua­li­dad para poder reac­cio­nar a tiem­po si, lle­ga­do el caso, la men­ti­ra les ata­ñe direc­ta­men­te. La pues­ta en mar­cha de micro­si­tes de urgen­cia es un fenó­meno que algu­nas orga­ni­za­cio­nes están adop­tan­do ya para hacer fren­te a todo tipo de insi­dias.
  • Influen­cers, cada vez más nece­sa­rios. Casi el 80% de los con­su­mi­do­res se deja guiar por las reco­men­da­cio­nes de otros a la hora de optar por un pro­duc­to. En caso de cri­sis, el ciu­da­dano con­fía antes en las opi­nio­nes de otros usua­rios que en los por­ta­vo­ces de la empre­sa afec­ta­da. Crear una comu­ni­dad de alia­dos en torno a la mar­ca que sir­va para defen­der a esta en los momen­tos crí­ti­cos se está con­vir­tien­do ya en una nece­si­dad inelu­di­ble. Influen­cers y micro­in­fluen­cers van a tener un papel cada vez más deci­si­vo tam­bién en la comu­ni­ca­ción de cri­sis en este año que comien­za.
  • Mar­cas com­pro­me­ti­das. Los tiem­pos de la asep­sia pasa­ron a mejor vida, ser polí­ti­ca­men­te correc­to ya no está bien vis­to. El 80% de los con­su­mi­do­res pre­fie­re com­prar pro­duc­tos de mar­cas que son social­men­te res­pon­sa­bles todo el tiem­po y no solo de mane­ra oca­sio­nal. En el caso de las gene­ra­cio­nes más jóve­nes esa ten­den­cia se acen­túa. Si las com­pa­ñías evi­ta­ban antes pro­nun­ciar­se ante deter­mi­na­das cues­tio­nes y no posi­cio­nar­se polí­ti­ca­men­te, esa ten­den­cia está cam­bian­do. Un ejem­plo lo dio  ya en 2017 Coca-Cola, que tras la inves­ti­du­ra de Trump lan­zó un spot con gui­ños a la comu­ni­dad lati­na, tan vili­pen­dia­da por el man­da­ta­rio nor­te­ame­ri­cano. La ten­den­cia irá a más en ade­lan­te. La fal­ta de com­pro­mi­so social es pena­li­za­da por el con­su­mi­dor y pue­de poner a más de una mar­ca en serios aprie­tos.
  • El vídeo es el rey. Se esti­ma que en 2020 el vídeo repre­sen­ta­rá el 80% de todo el trá­fi­co de Inter­net. Se tra­ta, sin duda, del for­ma­to que más cre­ce en todo el mun­do. De la mis­ma mane­ra que un vídeo pue­de poner en peli­gro la repu­tación más sóli­da –pen­se­mos en Tele­piz­za, Uni­ted Air­li­nes o La Cos­te­ña–, tam­bién pue­de ser la herra­mien­ta más pode­ro­sa con que cuen­tan las mar­cas en casos de cri­sis. Bien para comu­ni­car inter­na­men­te o de puer­tas afue­ra. En una era en la que el story­te­lling visual adquie­re cada vez más tras­cen­den­cia, el poder de la ima­gen pue­de ser cla­ve tam­bién en situa­cio­nes de cri­sis.

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Javier Sal­ga­do Der­qui
Mana­ging Direc­tor USA en ATRE­VIA
Exper­to en Comu­ni­ca­ción Cor­po­ra­ti­va y Comu­ni­ca­ción de Cri­sis
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