Martin Sorrell: "Volver a la década de los 90, cuando los medios estaban separados de las agencias"

El bro­che de la segun­da jor­na­da de la Adver­ti­sing Week Euro­pe en Lon­dres lo ha pues­to Mar­tin Sorrell, quien ha sido entre­vis­ta­do por Kath­leen Sax­ton (The Lighthou­se) ape­nas un día des­pués de que lo hicie­ra con Mark Read, el nue­vo CEO de WWP, la com­pa­ñía que Sorrell diri­gió duran­te 33 años.

En su momen­to, Mar­tin hizo cre­cer a su com­pa­ñía has­ta con­ver­tir­la en la red más pode­ro­sa del mun­do, fac­tu­ran­do unos ingre­sos de 15.000 millo­nes. Aho­ra, el foco de inte­rés del sec­tor recae en S4 Capi­tal y en la estra­te­gia que segui­rá Mar­tin para impul­sar­la.

Ante esta cues­tión, Sorrell comen­tó que se basa en “vol­ver al futu­ro”, un regre­so a la déca­da de los 90, en la que los medios de comu­ni­ca­ción esta­ban sepa­ra­dos de las agen­cias crea­ti­vas, para poder afron­tar el futu­ro, ya que “en vez de sepa­rar­los, lo que esta­mos hacien­do es aunar la crea­ti­vi­dad digi­tal con los medios”.

La estra­te­gia de la com­pa­ñía se basa en tres pro­pues­tas cla­ves, comen­tó: “los datos de panel, el digi­tal con­tent y la pro­gra­má­ti­ca”. Ade­más, lo más impor­tan­te para las com­pa­ñías son los clien­tes, y por ello “hay que dar­les lo que bus­can”, y en este sen­ti­do,“la fal­ta de velo­ci­dad” es de hecho uno de los prin­ci­pa­les recla­mos de los clien­tes.

En refe­ren­cia a los clien­tes, Sorrell aña­dió tam­bién que des­de su com­pa­ñía están apos­tan­do por “aumen­tar la acti­vi­dad D2C” a tra­vés de una mejo­ra del con­te­ni­do. Para con­se­guir­lo, Sorrell con­fe­só que su com­pa­ñía “está apos­tan­do por una estra­te­gia de inbound mar­ke­ting, que com­bi­na con­tent y media”.

Por últi­mo, Sorrell mos­tró la difi­cul­tad por crear una mar­ca úni­ca. “No es fácil, pero es real­men­te impor­tan­te. La gen­te pien­sa que pue­de com­prar varias empre­sas y man­te­ner­las sepa­ra­das, pero esto no fun­cio­na de mane­ra efec­ti­va”. Y con­clu­yó ponien­do el ejem­plo de Áfri­ca, don­de “hay muchas empre­sas bue­nas, pero que en modo glo­bal, no fun­cio­nan”.