En nues­tras entra­ñas hay aga­za­pa­dos miles de genes a los que en su mayo­ría des­co­no­ce­mos. Con el obje­ti­vo de fami­lia­ri­zar­nos con ellos, y que sus nom­bres y dis­tin­tas fun­cio­na­li­da­des dejen de ser unos ilus­tres des­co­no­ci­dos, la empre­sa esta­dou­ni­den­se de diag­nós­ti­co gené­ti­co 23andMe ha alum­bra­do un extra­va­gan­te spot en el que dis­tin­tos per­so­na­jes de car­ne y hue­so se meten la piel de toda una miría­da de genes.

Uno de esos per­so­na­jes es ACTN3, un anciano ata­via­do con ropa depor­ti­va de color púr­pu­ra que inter­pe­la al espec­ta­dor mien­tras hace “jog­ging” y rea­li­za fle­xio­nes. Lue­go se pre­sen­ta BTBD9, una mujer enfun­da­da en un pija­ma ama­ri­llo de seda que no pue­de con­tro­lar los espas­mos en sus manos cuan­do cae dor­mi­da. Ahí per­te­ne­cen tam­bién HLA-DQA1 y HLA-DQB1, una extra­ña pare­ja al man­do de una suer­te de cen­tro de con­trol alo­ja­do en una habi­ta­ción ver­de.

Detrás de tan com­pli­ca­dos nom­bres se encuen­tran genes 100% reales de los muchos que lle­va­mos en nues­tro ADN.

El nue­vo anun­cio de 23andMe lle­va la fir­ma de la agen­cia 72andSunny, y cla­ra­men­te resal­tan las alu­sio­nes a la colo­ri­da esté­ti­ca de la acla­ma­da pelí­cu­la de ani­ma­ción Del revés.