Publicidad olímpica Atlanta 1996 - París 2024

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Los Jue­gos Olím­pi­cos París 2024 han lle­ga­do a su fin, y ha que­da­do cla­ro que no solo los atle­tas se esta­ban batien­do en la are­na.

La his­to­ria olím­pi­ca qui­zás ten­ga una muy bue­na lec­ción para quie­nes se dedi­can al mar­ke­ting. La gue­rra de las zapa­ti­llas depor­ti­vas que arre­cia­ba en 1995 y cuyo esce­na­rio final fue­ron las olim­pia­das de Atlan­ta 1996, nos ofre­ce una bue­na lec­ción sobre cómo lle­var­se el oro olím­pi­co sin siquie­ra haber cla­si­fi­ca­do.

El enfren­ta­mien­to de Nike vs Reebok

El pre­su­pues­to inver­ti­do por Reebok para con­ver­tir­se en patro­ci­na­dor ofi­cial de los Jue­gos Olím­pi­cos Atlan­ta 1996 fue de 50 millo­nes de dóla­res, lo que les daba dere­cho a empla­zar su publi­ci­dad en las dife­ren­tes are­nas depor­ti­vas y a posi­cio­nar su logo jun­to al de las olim­pia­das en sus pie­zas publi­ci­ta­rias.

Nike, en con­tra­par­ti­da, desa­rro­lló una estra­te­gia de publi­ci­dad gue­rri­lla de altí­si­mo pre­su­pues­to. Lo pri­me­ro fue cons­truir un pabe­llón efí­me­ro de 15.000 metros cua­dra­dos a 100 metros de la Villa Olím­pi­ca, don­de los atle­tas y sus fami­lias podían reu­nir­se y rela­jar­se gra­tui­ta­men­te.

Ade­más, com­pra­ron 1.000 vallas publi­ci­ta­rias por toda Atlan­ta en las que pusie­ron en cir­cu­la­ción el slo­gan “No se gana la pla­ta, se pier­de el oro”. Y final­men­te, atra­je­ron a depor­tis­tas cla­ve para usar su pro­duc­to, sien­do el caso más insig­ne el del corre­dor esta­dou­ni­den­se Michael Jhon­son, que ter­mi­na­ría por coro­nar­se cam­peón en los 400 metros y en una ima­gen icó­ni­ca de las olim­pia­das de 1996.

Los resul­ta­dos fue­ron que alre­de­dor del 22% de los esta­dou­ni­den­ses per­ci­bió que Nike era patro­ci­na­dor ofi­cial de los Jue­gos Olím­pi­cos, con­tra solo un 16% que per­ci­bía lo mis­mo de Rebook. Adi­cio­nal­men­te, las ven­tas de Nike se incre­men­ta­ron un 30% tras la fina­li­za­ción del even­to, mien­tras las de Reebok se man­tu­vie­ron esta­bles.

Esta­mos hablan­do de que en pleno auge de la ‘gue­rra de las zapa­ti­llas depor­ti­vas’, en 1995 la fac­tu­ra­ción de Nike y de Reebok era de 4.800 y 3.500 millo­nes de dóla­res res­pec­ti­va­men­te y que con el oro olím­pi­co obte­ni­do por la cam­pa­ña de mar­ke­ting gue­rri­lla, esta ven­ta­ja en ven­tas se hizo mucho mayor.

La lec­ción es deja­da seña­la que no nece­sa­ria­men­te inver­tir un gran pre­su­pues­to nos garan­ti­za los mejo­res resul­ta­dos. Una inver­sión inte­li­gen­te, más que una inver­sión gran­de, pue­de dar­nos el oro. Por­que tal como lo dijo bien Nike en 1996, no se ganan las meda­llas de pla­ta, se pier­den las meda­llas de oro y eso mis­mo apli­ca para el mar­ke­ting.

Louis Vuit­ton gana­dor de los Olím­pi­cos París 2024

Por enci­ma del empa­te téc­ni­co entre Chi­na y los Esta­dos Uni­dos en el núme­ro de meda­llas de oro, la mar­ca que defi­ni­ti­va­men­te hizo todo bien en estos jue­gos olím­pi­cos fue la Casa Louis Vuit­ton, cuya pre­sen­cia estu­vo más allá del mar­ke­ting tra­di­cio­nal y se fun­dió con las olim­pia­das como tal.

Louis Vuit­ton y sus sub­si­dia­rias estu­vie­ron detrás del dise­ño de las meda­llas olím­pi­cas, de los recep­tácu­los en el que eran entre­ga­das a los atle­tas gana­do­res, y, por supues­to, de la pre­sen­cia de los 515 volun­ta­rios que lle­va­ron las meda­llas vis­tien­do uni­for­mes com­pues­tos por cami­sa tipo polo, pan­ta­lo­nes de pier­na ancha y una boi­na gavro­che.

La lec­ción reco­gi­da es que las reglas del mar­ke­ting tra­di­cio­nal no apli­can para un con­glo­me­ra­do eco­nó­mi­co de esta pro­por­ción, pero tam­bién que­da cla­ro que se tra­tó de una for­ma úni­ca de figu­rar en los Jue­gos Olím­pi­cos París 2024.