“La última década ha sido el periodo más decepcionante y desalentador que he experimentado en mi larga carrera publicitaria”, reza el último artículo de Ad Contrarian, firmado por Bob Hoffman, que se caracteriza en sus escritos por dar voz a la realidad publicitaria sin ningún pelo en la lengua.
Según el estudio de Nielsen que recoge el medio, los consumidores tienen un 46% más de probabilidades de cambiar de marca que hace solo 5 años, y solo el 8% dice que son muy fieles a la marca.
Estos desoladores datos, aunque puedan no resultar sorprendentes para algunos, chocan enormemente con la gran etapa publicitaria experimentada en la última década gracias al florecimiento de las plataformas online.
Entre estas bondades digitales, se encuentran la infinidad de posibilidades que ofrece para las marcas el universo online para conectar con un consumidor más activo dispuesto a escuchar el mensaje, pero también a ofrecer un feedback más que valioso para las compañías.
Las puertas a una publicidad más personalizada y relevante se abrieron de par en par, y las marcas pudieron conectar con su audiencia de la manera más efectiva posible. Además, gracias al poder de las redes sociales, podían reaccionar a tiempo real ante posibles incidencias y ser más ágiles en la solución.
Con estas herramientas, “se esperaba que los diez años que acabamos de experimentar sean algunos de los más fructíferos y productivos en la historia de la publicidad”, dice Hoffman. Pero nada más lejos de la realidad. Además del revelador estudio de Nielsen, el editor saca a relucir que la organización de marketeros ANA, ha declarado oficialmente que creen que la corrupción en esta industria está “generalizada”. A esto se suman las continuas investigaciones sobre las políticas de datos que acechan a las empresas, que se encuentran en el punto de mira de organismos reguladores.
Por otro lado, el estudio de Nielsen mostró que los consumidores que calificaron los diferentes tipos de publicidad, colocaron en lo más bajo del ranking los ocho tipos que pertenecían a la publicidad online. Por supuesto, destaca el fraude online como otra de las principales amenazas de Internet, que se embolsa cada año decenas de miles de millones de dólares.
Por otro lado y, a pesar del efecto democratizador que prometía la web como gran ventana a poco coste, el universo online ha dado a luz a los monopolios publicitarios y de marketing Google, Facebook, Amazon y YouTube.
Tras esta reflexión, Hoffman lo tiene claro: “Nuestra industria necesita analizar detenidamente nuestras suposiciones y dónde nos han llevado esas suposiciones. Es hora de comenzar con el fin”.