La relevancia de la publicidad y la imagen de marca como determinantes en las decisiones de compra ha experimentado un incremento del 71%, según revela el informe La publicidad inmersa en lo cotidiano, elaborado por Human Connections Media. Este hallazgo apunta a una transformación en el comportamiento del consumidor, quien por supuesto valora la funcionalidad y el precio, pero que ahora exige además “narrativas cautivantes y personalizadas” a medida que la publicidad se integra cada vez más en su vida diaria.
El estudio se estructura en torno a tres ejes fundamentales que explican esta evolución: la publicidad como lenguaje social, el desvanecimiento de las fronteras entre lo personal y lo publicitario, y el papel tan importante de la emotividad.
La publicidad como lenguaje cultural
El informe argumenta que la publicidad ha trascendido su función de mero dispositivo comercial para convertirse en un “lenguaje cultural compartido” que coloniza la comunicación cotidiana. Su “lógica narrativa (la promesa de felicidad, el estilo aspiracional, la estética breve e impactante) se expandió” más allá de los anuncios tradicionales.
Hoy en día, no solo las campañas publicitarias “hablan en publicitario”, sino también influencers, marcas personales e incluso usuarios comunes en redes sociales. El efecto de todo esto es que los usuarios han internalizado las estrategias de persuasión y, en consecuencia, ya no las perciben como imposiciones externas, sino como parte del ecosistema comunicacional naturalizado.
En la era digital, esta integración ha hecho que “la frontera entre lo que es ‘real’ y lo que es ‘puesta en escena publicitaria’ se vuelve borrosa”. De esta manera, la publicidad ha dejado de estar “afuera” para instalarse en la textura misma de la experiencia cotidiana.
Mayor receptividad y el desafío de la atención
La internalización del lenguaje publicitario ha tenido un impacto positivo en la receptividad de los consumidores. El informe de Human Connections Media señala que “más de la mitad de las personas (57%) afirma ser generalmente receptiva a la publicidad”, lo que representa un aumento de 10 puntos respecto al año anterior.
Gracias a que la publicidad se volvió un lenguaje cultural compartido, los usuarios buscan emotividad en las narrativas, lo que predispone a los medios a diversificar sus mensajes, generando inspiración y entretenimiento.
Sin embargo, el informe también identifica una barrera crítica: la disminución de la capacidad de atención, lo que convierte a los múltiples estímulos en un obstáculo para que las marcas logren diferenciarse. Por ello, el “futuro de la comunicación publicitaria exige estrategias multimediales y segmentadas, y el desafío principal será “mantener la atención de los usuarios y generar historias que los interpelen”.