Se había vuel­to habi­tual que la mar­ca de muñe­cas Bar­bie reci­ba crí­ti­cas por la fal­ta de diver­si­dad. En res­pues­ta, la com­pa­ñía ha lan­za­do artícu­los más inclu­si­vos y en esa línea está enca­mi­na­da su nue­va cam­pa­ña.

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“A doll can help chan­ge the world” (“Una muñe­ca pue­de ayu­dar a cam­biar el mun­do”) es el nom­bre de esta acción publi­ci­ta­ria, desa­rro­lla­da por la agen­cia crea­ti­va BBH LA. El obje­ti­vo de la mis­ma es mos­trar el poten­cial de estos jugue­tes para empo­de­rar a niñas y niños y que estén más con­cien­cia­dos acer­ca de la igual­dad.

La cam­pa­ña está ins­pi­ra­da en un estu­dio de inves­ti­ga­ción de la Uni­ver­si­dad de Car­diff que se publi­có en octu­bre que con­clu­yó que los niños que jue­gan con muñe­cas son más pro­cli­ves a desa­rro­llar de for­ma posi­ti­va sus éxi­tos emo­cio­na­les, aca­dé­mi­cos y socia­les. De este modo, el spot pre­sen­ta dife­ren­tes esce­nas de jue­go mien­tras apa­re­cen fra­ses como “¿Qué pasa­ría si cada indi­vi­duo fue­ra más empá­ti­co?”.

La pie­za audio­vi­sual está cen­tra­da en la idea de que jugar con muñe­cas con iden­ti­da­des y aspec­tos diver­sos per­mi­te a los más peque­ños de la casa vol­ver­se más empá­ti­cos, inclu­si­vos, gene­ro­sos y refle­xi­vos.

“Las muñe­cas les ani­man a crear sus pro­pios peque­ños mun­dos ima­gi­na­rios, y ani­man a los niños a pen­sar en otras per­so­nas y en cómo podrían inter­ac­tuar entre ellos”, ase­gu­ra Sarah Ger­son, inves­ti­ga­do­ra de la Uni­ver­si­dad de Car­diff en un comu­ni­ca­do. Cabe des­ta­car que el infor­me mos­tró que este tipo de jue­go pue­de tener un impac­to sig­ni­fi­ca­ti­vo en cómo se com­por­ta­rán con los demás en el futu­ro.

“Al mos­trar his­to­rias reales de niños que jue­gan en casa en la últi­ma cam­pa­ña, espe­ra­mos recor­dar a los padres y madres que el sim­ple hecho de jugar con muñe­cas tie­ne bene­fi­cios para el desa­rro­llo”, seña­la Lisa McK­night, direc­to­ra glo­bal de Bar­bie and Dolls for Mat­tel.