La Moncloa, la sede del Gobierno de España, ha inaugurado su cuenta oficial en TikTok bajo el nombre @Desdelamoncloa, y aparece en este escenario digital con una controvertida propuesta que ha generado más críticas que impacto positivo. El vídeo de estreno, un intento de conectar con el lenguaje juvenil de la plataforma, sugiere que el presidente Pedro Sánchez lucirá sus habilidades para el baile y el ministro de Transportes, Óscar Puente, se encargará de gestionar la cuenta.
La jugada, que en teoría busca modernizar la comunicación institucional, ha sido recibida con escepticismo y burla por los usuarios. En el ámbito del marketing político, el primer mensaje es crucial, y el hecho de situar a un ministro polémico en el lanzamiento se percibe más como un gesto partidista que como una estrategia de marca país. Este mensaje ha sido incluso amplificado por la cuenta oficial del PSOE, que en el primer vídeo comentó: “Bienvenidos. Si necesitáis algo os esperamos en Ferraz 70 (votamos a favor del GRWM del presidente)”.
¿Espectáculo o estrategia? La polémica en los comentarios
El video de 38 segundos, que presenta una producción cuidada para el formato, ha sido duramente criticado por la mayoría de los usuarios. Entre los más de trescientos comentarios, destacan las burlas y cuestionamientos sobre la autenticidad de la iniciativa. “Si Oscar Puente gestiona el TikTok como los trenes no tendremos vídeos hasta el 2040”, “Ya sabemos qué hacen 4 de los 700 asesores”, y“Pedro Sánchez dimisión…” son solo algunas de las respuestas que reflejan el desencanto de la audiencia.
Para los expertos en marketing digital, un lanzamiento exitoso debe ser percibido como auténtico y aspiracional. En este caso, la sensación general es de oportunismo político y de una campaña electoral encubierta. La estrategia de utilizar a Óscar Puente como “community manager político” le ha dado visibilidad inmediata a la cuenta, pero también representa un alto riesgo para la reputación de la marca Moncloa. La audiencia ha demostrado que no perdona la incongruencia: si el objetivo era acercar la institución a la ciudadanía joven, la elección de los mensajeros ha terminado por eclipsar el mensaje, convirtiendo el estreno en un espectáculo sin gracia más que en una verdadera construcción de confianza.