Tras la resaca del Black Friday y del Cyber Monday, ha llegado el momento de vestir nuestras empresas de Navidad. Desde hace meses se lleva trabajando y creando campañas, de eso se trata, de planificar bien cada paso.
No se trata de invertir grandes sumas como los centros comerciales. Ya sabemos que tanto sus adornos como su marketing pueden ser agresivos y estar por todas partes. ¿Y si apostamos por la creatividad?
Ya partimos con una ventaja, la misma para todos: el ambiente. Son fechas de comidas de empresa, de compromisos familiares, de regalos, de compromisos que se traducen en una compra, un detalle. Y las empresas intensifican sus campañas y acciones publicitarias para conquistar nuevos clientes y fidelizar a los actuales.
Huele a Navidad
No hay que dejar escapar ni un solo detalle, como el de emocionar y captar la atención de los consumidores.
Aportar una pizca de ingenio que vaya de la mano de adaptar nuestro logo acorde a la blanca navidad, es una opción sencilla. Otra puede ser la de agregar algún olor relacionado con el invierno a nuestras tiendas. ¿A qué huele tu negocio? Se trata de poner a trabajar el marketing sensorial: que cada persona que entre a nuestro negocio no tenga ganas de salir de él. Y se sienta como en casa.
Seguimos con los descuentos y promociones
Es Navidad, sinónimo de gastar. ¿Y si nos diferenciamos del resto y ofrecemos alguna promoción para nuestros clientes? Que asocien su compra con un descuento que les hará volver. Estaremos aportando un valor añadido.
Implicación
Es momento de estar alegre, así nos lo piden estas fechas, o los actos sociales a los que hemos de acudir. Para algunos no son las fiestas favoritas, así que hagamos su proceso de compra más fácil y ameno.
Impliquemos al personal con una dosis de amabilidad y simpatía hacia el cliente. En Navidad como en cualquier época del año, agradecemos un saludo, una sonrisa y un trato exquisito.