La inteligencia artificial (IA), con sus matices más luminosos y los más oscuros, cuando se emparenta con la publicidad se puede transformar en una tecnología portadora de oportunidades de incalculable valor. Sobre ellas reflexiona precisamente un estudio publicado recientemente por Journal of Advertising Research (JAR).
La IA, implementada adecuadamente, y sin desdeñar sus potenciales peligros, puede ayudar tanto a marcas como a consumidores en la generación de anuncios relevantes en un ecosistema respetuoso con la privacidad de los datos personales. Al mismo tiempo, los anunciantes tienen la posibilidad de identificar a sus clientes más valiosos.
Utilizando el denominado “propensity modeling”, las marcas pueden utilizar a su favor el big data para evaluar el valor de tiempo de vida del cliente, las probabilidades de que vuelva a interactuar con la empresa, su propensión a ligarse con otras compañías y otras métricas de interés.
Con estos datos, los anunciantes pueden alumbrar mensajes personalizados como parte de sus acciones de CRM con el objetivo de alentar determinados comportamientos por parte del consumidor y ajustar la comunicación en tiempo real tomando como referencia la respuesta del cliente.
La inteligencia artificial ha cambiado, de acuerdo con el informe, la manera en que los anunciantes comprenden y guían a los consumidores. En el futuro nuevos métodos de “datamining” (minería de datos) aportarán valiosos insights a las empresas, que deberán simultáneamente no traspasar ciertas fronteras en lo que a la privacidad del consumidor se refiere.
Con la inestimable ayuda del “machine learning”, los anunciantes podrán recopilar datos del cliente extraídos de múltiples fuentes de manera casi imperceptible y tendrán la posibilidad de combinar y analizar tales datos para acceder de manera instantánea a insights que podrán entrelazar instantáneamente en sus mensajes publicitarios.