En la era de la comunicación digital, la relación entre las marcas y la Generación Z o centennials, título dedicado a jóvenes de entre 13 y 28 años, se ha tornado críptica. Un análisis sobre la industria del marketing y la investigación de mercados, publicado por The Wall Street Journal, destaca que muchas marcas se sienten “como el personaje encarnado por Bill Murray en la icónica película de Sofia Coppola, Lost in Translation” al intentar interactuar con los centennials.
Incapaces de descifrar el lenguaje y los hábitos de consumo de este segmento poblacional, los anunciantes se están arrojando en los brazos de una nueva categoría de profesionales: los “traductores” de la Generación Z. Estos expertos, que en muchos casos pertenecen a este grupo demográfico o tienen contacto directo con él, están “perfectamente capacitados para hacer las veces de intérpretes de los centennials”.
La creciente dificultad para hablar el lenguaje de la Generación Z ha propiciado la eclosión de una nueva plétora de agencias y empresas de investigación de mercados enfocadas exclusivamente en este público. Un ejemplo es NinetyEight, nombre que es un guiño al año de nacimiento de sus fundadores, quienes son centennials. Incluso agencias tradicionales como Edelman están levantando los cimientos de unidades especializadas, al considerar a la Generación Z como “el ojito derecho de las marcas en los tiempos que corren”.
El poder económico de la Generación Z
La urgencia de las marcas por conectar con esta audiencia está motivada por su creciente poder económico. El informe destaca que el poder de gasto de la Generación Z está en veloz crecimiento, y se estima que para el año 2030, el gasto global de esta generación se disparará hasta los 12,6 billones de dólares a escala global.
Además del volumen, la complejidad radica en que los centennials hacen gala de hábitos de consumo radicalmente diferentes de las generaciones precedentes. Esta diferencia hace “particularmente perentoria la necesidad de que las marcas acudan a los denominados traductores de la Generación Z”, según afirma The Wall Street Journal.
La traducción se torna muy compleja porque esta es una generación que no comulga con la denominada monocultura, y porque la velocidad a la que emergen y mueren las tendencias es vertiginosa. A esto se suma que los canales donde se espera que participen las marcas se han multiplicado exponencialmente.
El caso Cafeteria como muestra de los nuevos modelos de negocio
Consciente de esta creciente complejidad, Rishi Malhotra (quien, por edad, pertenece a la Generación X) fundó en 2023 Cafeteria, una empresa de investigación de mercados centrada en los centennials. La idea de negocio surgió de manera casual, mientras Malhotra viajaba con su hija de 14 años y sus amigas en un ferry. El ejecutivo sintió que los comentarios de las adolescentes sobre diversas marcas eran extraordinariamente valiosos para las marcas, y que era necesario un mecanismo para acceder a esa información.
Actualmente, Cafeteria opera con un panel de más de 6.000 adolescentes en Estados Unidos, a quienes abona 5 dólares por responder cuestionarios. Las marcas y agencias pagan a la compañía para acceder a los insights extraídos de estas encuestas. El modelo de Cafeteria ha demostrado ser lucrativo, alcanzando recientemente una valoración de 22 millones de dólares.
Amantes de la marca y cocreadores
La proliferación de empresas como Cafeteria y otras centradas en la Generación Z se ve facilitada por la actitud abierta de los centennials a la hora de proporcionar su feedback a las marcas. Esta disposición contrasta con el cinismo entreverado de timidez que mostraban generaciones precedentes, como los millennials y la Generación X.
La Generación Z tiene mucho menos reparo a la hora de relacionarse con las marcas y declarar públicamente, si es necesario, su amor por ellas. A sus ojos, las marcas contribuyen a dar alas al sentimiento de comunidad. De hecho, casi el 60% de los centennials siente una conexión con las personas que usan las mismas marcas que ellos. Un estudio de Edelman de 2024 revela que el 46% de los jóvenes juzga a la gente en base a las marcas que consume.
Jess Xu, associate strategy director de Edelman y miembro de su unidad especializada Gen Z Lab, creada en 2022 e integrada actualmente por 400 empleados centennials, ofreció una apreciación clave al The Wall Street Journal: “Cuando apalancamos la mirada en las marcas, sentimos que estas son realmente una extensión de cómo somos y de nuestra identidad, y eso nos permite sentir un apego personal hacia ellas”.
Xu, cuya unidad asesora a clientes como la multinacional alimentaria Barilla y la compañía healthcare Haleon, resume la nueva dinámica de esta relación: “No queremos que las marcas nos vendan cosas, queremos más bien cocrear”.
La necesidad de “traductores” está llevando a los propios centennials a fundar empresas. Tal es el caso de Celine Chai, Gia Lee y Bryant Lin, fundadores de NinetyEight, quienes decidieron crear su firma tras constatar que la mayoría de las campañas dirigidas a su generación “erraban el tiro”. NinetyEight asesora y diseña campañas para grandes anunciantes, apoyándose en los insights extraídos de un nutrido panel de centennials que, como ellos dicen, parecen felices de compartir sus pareceres con las marcas, y de que estas se esfuercen por fin en hablar su propio idioma.