La recientemente anunciada fusión entre Omnicom Group e Interpublic Group no solo está destinada a crear un gigante global en el ámbito de la publicidad y el marketing. En el terreno de las agencias de relaciones públicas (PR), la operación plantea un escenario inédito y complejo, caracterizado por el exceso de marcas, estructuras de personal sobredimensionadas y un crecimiento prácticamente estancado, según revela el último ranking global de PRovoke Media.
Entre ambas compañías, las holdings agrupan a más de 20 marcas internacionales de PR, incluyendo nombres de gran trayectoria y prestigio, como FleishmanHillard, Ketchum, Porter Novelli, Weber Shandwick y Golin. Algunas de estas firmas ya han experimentado procesos de integración, como en el caso de Omnicom Public Relations Group. El desafío principal de este nuevo entramado radica en que todas estas agencias ofrecen esencialmente el mismo tipo de servicios: comunicación corporativa, gestión de crisis, asuntos públicos y marketing de influencia, sin grandes diferenciaciones estratégicas o sectoriales entre sí. Esta redundancia podría forzar a la nueva megacorporación a cerrar o a integrar marcas, concentrando operaciones y, en consecuencia, reduciendo la diversidad de propuestas en el mercado.
Según los datos de PRovoke, muchas de estas firmas han mostrado un comportamiento de ingresos plano o incluso decreciente entre 2024 y 2025. Además, sus estructuras de personal, que en algunos casos superan ampliamente los 5.000 profesionales, representan un exceso de capacidad y una oferta que se solapa. Este escenario podría llevar a la nueva entidad a tomar decisiones difíciles, como la integración de marcas para optimizar recursos y reducir la redundancia operativa.
La amenaza de los conflictos de interés
Uno de los mayores riesgos que surgen de esta fusión masiva es la inevitable proliferación de conflictos de interés. Con una sola matriz controlando un número tan elevado de agencias de relaciones públicas, aumenta considerablemente la probabilidad de que diferentes equipos trabajen para competidores directos. Gestionar esta situación sin generar desencuentros será un desafío monumental. Para evitar estos conflictos, es previsible que la futura estructura se vea obligada a renunciar a licitaciones o a traspasar cuentas a rivales independientes, lo que podría abrir una ventana de oportunidad para las consultoras boutique, las firmas de PR especializadas y otros holdings más pequeños.
El impacto en el mercado español
Las consecuencias de esta fusión afectarán con fuerza en mercados locales como el español. En España, el negocio de Omnicom PR Group está liderado por Higinio Martínez Gracia, con operaciones en Madrid, Barcelona, Valencia y Lisboa. Por su parte, Weber Shandwick, dirigida por Raquel Capellas, opera de forma independiente. Según fuentes del sector, Omnicom PR factura alrededor de 13 millones de euros, mientras que Weber Shandwick no facilita datos, aunque podría estar en torno a los 2,5 millones. Aseguran, eso sí, que ambas firmas llevan años perdiendo clientes, reduciendo plantilla y luchando por sobrevivir a los cambios del sector.
Los históricos de la industria recuerdan los años de gloria de Ketchum cuando adquirió SEIS a Teresa García y Tony Noel, y de Porter Novelli cuando se hizo con Comunicación Empresarial, de Juan Cruz Mas. Ambas agencias estaban en el top 10 con identidad propia, lo que contrasta con el escenario actual. Asimismo, Weber Shandwick llegó a estar en el top 5 local bajo la dirección de Joan Solà, Rose de la Pascua, Javier Curtichs o Miguel López-Quesada. Con esta fusión, se avecina un “tsunami” que podría afectar a todos los mercados locales del mundo, obligando a las filiales de los gigantes a una reestructuración profunda en un sector que ya ha cambiado de manera radical.