El gigante de bienes de consumo Procter & Gamble (P&G) ha iniciado su año fiscal 2025/2026 con un impulso financiero que invita al regocijo, reportando resultados para el primer trimestre que superaron con creces las expectativas del mercado. La compañía estadounidense informó de un sólido desempeño financiero registrado entre los meses de julio y septiembre de 2025. Estos resultados positivos se producen en un momento de alta complejidad económica, marcado por lo que la propia empresa describe como una “creciente indolencia en el gasto por parte del consumidor” a nivel global.
Según los datos publicados por P&G, la facturación total de la empresa experimentó un incremento del 3% durante el trimestre, alcanzando la cifra de 22.400 millones de dólares. Si se descuentan de esta cifra los efectos derivados del cambio de moneda y de las ventas y adquisiciones, el incremento en las ventas orgánicas se situó en un 2%. Sin embargo, el dato más destacado del informe se encontró en los beneficios netos. La compañía obtuvo ganancias por valor de 4.800 millones de dólares, lo que representa un salto notable de casi el 20% en comparación con el mismo período del ejercicio anterior.
Este desempeño positivo superó las previsiones iniciales de los analistas. El principal motor de este crecimiento fue la “fuerte demanda de productos de belleza y enfocados al cuidado personal”, que lograron compensar el único segmento donde P&G admitió haber errado el tiro: el de productos destinados a “bebés, mujeres y familias”. Los expertos del sector interpretan estos resultados como una validación de la estrategia reciente de la compañía. P&G ha implementado subidas de precios en su cartera, apostando por enfatizar simultáneamente la calidad y el valor percibido de sus productos en un entorno de alta inflación.
Estos buenos resultados de P&G darían cuenta, según los analistas, de la “resiliencia” de la multinacional, propietaria de marcas icónicas como Gillette, Oral‑B o H&S. Y destacan que este éxito financiero coincide con el inicio de un profundo y costoso proceso de transformación interna. Tal como se anunció a mediados de este año, P&G activó un ambicioso programa de reestructuración diseñado para reducir costes estructurales y, en sus propias palabras, “dar alas a la competitividad de la compañía” a largo plazo.
Este plan de reajuste, que se espera tenga un coste aproximado de 1.600 millones de dólares en el transcurso de los próximos dos años, incluye una revisión profunda y honesta de su vasto portafolio de productos. Más significativamente, la reestructuración implicará un doloroso recorte de plantilla. La compañía confirmó que el plan contempla la eliminación de unos 7.000 empleos a nivel global, mientras la empresa busca optimizar sus operaciones en medio de su aparente éxito en el mercado.