El acoso escolar ha existido siempre, y en diferentes sociedades. Basta recordar que en el grupo de estudiantes estaba ese compañero de clase que habitualmente era objeto de burlas, comentarios despectivos e incluso insultos.
[fancy_images width=“307” height=“170”]
[image]https://prcomunicacion.com/wp-content/uploads/2018/10/bul2.jpg[/image]
[image]https://prcomunicacion.com/wp-content/uploads/2018/10/bul3.jpg[/image]
[image]https://prcomunicacion.com/wp-content/uploads/2018/10/bul4.jpg[/image]
[image]https://prcomunicacion.com/wp-content/uploads/2018/10/bul5.jpg[/image]
[/fancy_images]
Lo que ha cambiado es que la pasividad y el silencio con los que se trataba este problema en las aulas y en la sociedad, ha dado paso a una denuncia constante y colectiva por parte de medios de comunicación, padres y autoridades.
Pero, al mismo tiempo que la visibilidad sobre el acoso ha aumentado, también lo han hecho los casos y, lo más preocupante, ha descendido la edad de los acosadores. Es posible que el temprano acceso a la tecnología de los menores les abre la puerta a un mundo en el que el anonimato les alienta a continuar su ensañamiento más allá de la escuela.
Por ello, las redes sociales se han convertido en fértil terreno para el odio, intolerancia y bullying, dando lugar a un espacio terriblemente tóxico que afecta no solo a los niños, sino también a los adultos. Una constante lapidación verbal y pública a la que nadie debería someterse. Para tratar de frenar esta lacra y, sobre todo, animar a aquellos acosados a alzar la voz y decir basta, BBDO New York ha creado una campaña para Monica Lewinsky.
En ella podemos ver a varias figuras públicas estadounidenses diciendo algunos de los motes e insultos que han recibido a lo largo de sus vidas con el objetivo de demostrar que las palabras y los nombres no les definen.
Bajo el hashtag #DefyTheName (Desafía el nombre) la campaña busca generar conciencia sobre la importancia de no dejarse avasallar por los acosadores. Y de no callar.