La campaña electoral para el 10 de noviembre se juega la confianza de los votantes

La campaña electoral para el 10 de noviembre se juega la confianza de los votantes

Tras meses de falli­das nego­cia­cio­nes, la sema­na pasa­da se daba a cono­cer que el pró­xi­mo 10 de noviem­bre, Espa­ña vivi­rá nue­va­men­te unas elec­cio­nes gene­ra­les.

Des­de aque­llo, muchas son las pre­gun­tas que rodean a las estra­te­gias de los prin­ci­pa­les par­ti­dos polí­ti­cos y las nue­vas tác­ti­cas en torno a la comu­ni­ca­ción y el mar­ke­ting por las que opta­rán para recon­du­cir la situa­ción de incer­ti­dum­bre que vive el país.

El obje­ti­vo estra­té­gi­co de la cam­pa­ña debe­ría ser la gene­ra­ción o recu­pe­ra­ción de con­fian­za. Lo que nos dice la psi­co­lo­gía es que, en situa­cio­nes de incer­ti­dum­bre, la mane­ra en la que un líder gene­ra con­fian­za es cen­trán­do­se en la tarea. Esto impli­ca un cam­bio de dis­cur­so: pasar del ‘yo soy el mejor y este es el peor’ a ‘yo ten­go la for­ma de sacar al país de este blo­queo’. Se pue­de y se debe seguir ape­lan­do a emo­cio­nes, pero siem­pre con la tarea o el obje­ti­vo en el hori­zon­te y dan­do sen­sa­ción de gru­po o equi­po, en vez de per­so­na­li­zar en un can­di­da­to denos­ta­do por su inca­pa­ci­dad de lle­gar a acuer­dos”, comen­ta Fer­nan­do Carrues­co, exper­to en mar­ke­ting y estra­te­gia.

Para este pro­fe­sio­nal, las estra­te­gias basa­das en “movi­li­zar a los votan­tes tra­di­cio­na­les de cada par­ti­do, fomen­tan­do el sen­ti­mien­to de per­te­nen­cia y, sobre todo, exa­ge­ran­do las dife­ren­cias con el res­to y las con­se­cuen­cias de su vic­to­ria” son un error, inclu­so a cor­to pla­zo. “Los ciu­da­da­nos quie­ren solu­cio­nes. Si estu­vié­ra­mos hablan­do de mar­ke­ting de pro­duc­to o de mar­ca, podría­mos decir que el story­te­lling es efi­caz para gene­rar ilu­sión y expec­ta­ti­vas. Pero, si falla la expe­rien­cia de usua­rio, y si falla una y otra vez, seguir insis­tien­do en cam­biar el mar­co y cam­biar la narra­ti­va solo pue­de lle­var a una des­mo­vi­li­za­ción masi­va”, acla­ra.

Las nue­vas elec­cio­nes de noviem­bre son una opor­tu­ni­dad para los par­ti­dos de reca­pa­ci­tar y corre­gir erro­res pasa­dos en su pro­pa­gan­da elec­to­ral. El prin­ci­pal error, según Carrues­co, radi­ca en “un pro­ble­ma de base que es el ori­gen de toda estra­te­gia y que par­te de la inca­pa­ci­dad para mirar más allá de las elec­cio­nes. Ese cor­to­pla­cis­mo pro­vo­ca ban­da­zos en la estra­te­gia, cam­bios en fun­ción del vien­to de las encues­tas. Esos cam­bios con­fun­den a los votan­tes lea­les al par­ti­do, y tam­bién a los poten­cia­les, que ven rotas sus expec­ta­ti­vas y ter­mi­nan des­pis­ta­dos, sin saber qué hará exac­ta­men­te el par­ti­do al que que­rían votar”, advier­te.

Uno de los aspec­tos más cri­ti­ca­dos es el gas­to deri­va­do de los lar­gos meses de cam­pa­ña. Según con­fir­mó a Euro­pa Press el Minis­te­rio del Inte­rior, el pre­su­pues­to ini­cial es el mis­mo que el de las gene­ra­les de abril, 138.961.516,72 euros.

Saben que los ciu­da­da­nos no verán con bue­nos ojos un derro­che monu­men­tal, pero tam­bién ven una opor­tu­ni­dad en un entorno con muchos más inde­ci­sos. Segu­ra­men­te dedi­ca­rán menos recur­sos a aque­llas accio­nes más visi­bles como los car­te­les en las calles, e incre­men­ta­rán el gas­to en otras menos visi­bles como la publi­ci­dad digi­tal en for­ma de con­te­ni­do”, expli­ca Carrues­co.

El pasa­do abril las redes socia­les y, en espe­cial Twit­ter, ardie­ron con los deba­tes y acti­vi­da­des pre­vias a las elec­cio­nes. Sobre la influen­cia de los par­ti­dos en este medio, Fer­nan­do Carrues­co recuer­da las más de 250 cuen­tas fal­sas crea­das por el Par­ti­do Popu­lar con fines elec­to­ra­les que Twit­ter tuvo que cerrar.

Sin embar­go y, a pesar de los escán­da­los, ase­gu­ra que “las pro­pias redes fomen­tan el deba­te y la con­ver­sa­ción, y va a seguir sien­do así”. Res­pec­to al con­te­ni­do, pre­vé “más ata­ques a los par­ti­dos y los can­di­da­tos y más sen­ti­mien­tos de hos­ti­li­dad”

La ines­ta­bi­li­dad polí­ti­ca, inevi­ta­ble­men­te, pro­vo­ca unas con­se­cuen­cias eco­nó­mi­cas a las que hemos de sumar la fal­ta de cre­di­bi­li­dad y con­fian­za, que pue­de lle­gar a extra­po­lar la creen­cia de “polí­ti­cos inú­ti­les” a la de “sis­te­ma inú­til”.

En este con­tex­to, las cri­sis de comu­ni­ca­ción hacia las empre­sas ‘del sis­te­ma’ se hacen más con­ti­nuas, y afec­tan cada vez más a los inver­so­res, que tam­bién viven esa sen­sa­ción de incer­ti­dum­bre. Los ciu­da­da­nos ini­cian boi­cots o blo­queos, los tra­ba­ja­do­res pro­tes­tan más, el con­su­mo se redu­ce, bajan las inver­sio­nes, aumen­ta la deu­da… La bola de nie­ve se pone en mar­cha”, seña­la el exper­to.

Tras este aná­li­sis, que­da espe­rar lo que depa­ra­rán los meses veni­de­ros y los ases que los par­ti­dos polí­ti­cos tie­nen bajo la man­ga para recon­du­cir una situa­ción que, lamen­ta­ble­men­te, muchos dan por per­di­da.