La agencia No Solo Una Idea apuesta por el talento femenino y rompe el techo de cristal

Pese a los avan­ces en cuan­to a igual­dad social, toda­vía es pal­pa­ble la bre­cha pro­fe­sio­nal entre géne­ros. En este esce­na­rio, la agen­cia de comu­ni­ca­ción No Solo Una Idea lle­va apos­tan­do des­de sus ini­cios con un mayo­ri­ta­rio por­cen­ta­je de muje­res en su plan­ti­lla. Actual­men­te, las plan­ti­llas de las ciu­da­des de Madrid y Gra­na­da cuen­tan con un 70% de muje­res, apos­tan­do por la lucha con­tra esta des­igual­dad.

Sin ir más lejos, la agen­cia No Solo Una Idea cuen­ta con su direc­to­ra Mari­pi Robles. Otros ejem­plos en la empre­sa son Cris­ti­na Navío, coor­di­na­do­ra de la agen­cia; María Mar­tín, res­pon­sa­ble de Social Media de clien­tes en Madrid y Gra­na­da; Cris­ti­na Sán­chez de Pedro, res­pon­sa­ble del depar­ta­men­to de pren­sa; Saray Her­nán­dez, res­pon­sa­ble de Social Media de clien­tes en ambas ciu­da­des; Móni­ca Cór­do­ba, coor­di­na­do­ra del Show­room de moda.

  • La figu­ra de la mujer en el ámbi­to labo­ral

La figu­ra de la mujer en el ámbi­to labo­ral ha esta­do posi­cio­na­da en un lugar secun­da­rio des­de siem­pre, atri­bu­yen­do como sus úni­cas fun­cio­nes las de cui­dar la casa y la fami­lia. Sin embar­go, su papel ha cam­bia­do des­de la Revo­lu­ción Indus­trial.

La nece­si­dad que había de per­so­nal en las fábri­cas mien­tras los hom­bres esta­ban luchan­do por su país, ali­men­tó la pre­sen­cia feme­ni­na en estos pues­tos de tra­ba­jo. Sin embar­go, ocu­par los pues­tos vacan­tes no sig­ni­fi­ca­ba que tuvie­ran las mis­mas con­di­cio­nes: las muje­res cobra­ban menos que los hom­bres y no tenían sus mis­mos dere­chos labo­ra­les.

Los moti­vos de estas dife­ren­cias labo­ra­les vie­nen con­di­cio­na­dos por algu­na de las siguien­tes razo­nes que, a día de hoy, siguen exis­tien­do:

  • El sexis­mo, ya que se con­si­de­ra a los hom­bres como el géne­ro com­pe­ti­ti­vo y ade­cua­do para cubrir los pues­tos de tra­ba­jo mucho mejor que las muje­res.
  • La repar­ti­ción des­igual en las car­gas fami­lia­res. La tra­di­ción desig­na a la mujer como la res­pon­sa­ble de las tareas domés­ti­cas, del cui­da­do de los hijos y de los más mayo­res. Des­ti­nar tiem­po a todas estas tareas que, supues­ta­men­te per­te­ne­cen a la mujer, pro­pi­cia que los hom­bres sean aque­llos que ten­gan más tiem­po y ener­gía para tra­ba­jar fue­ra de casa. El repar­to de las car­gas y las ayu­das por el Esta­do son pun­tos cla­ve que tie­nen mucho camino por delan­te.
  • Las polí­ti­cas de la empre­sa no siem­pre favo­re­cen a la tra­ba­ja­do­ra, pues no ayu­dan a la con­ci­lia­ción fami­liar median­te la fle­xi­bi­li­dad hora­ria. Si bien es cier­to, que poco a poco, con la ins­tau­ra­ción del tele­tra­ba­jo en muchas empre­sas, este pun­to se va aco­mo­dan­do cada vez más a la situa­ción actual y al deseo de igual­dad de géne­ro en los pues­tos de tra­ba­jo.
  • Las ideas pre­es­ta­ble­ci­das sobre las capa­ci­da­des que tie­ne un hom­bre y una mujer. Pen­sar que las muje­res no son capa­ces de rea­li­zar las mis­mas tareas labo­ra­les o no pue­den ser líde­res, es un pro­ble­ma que a día de hoy sigue vigen­te en todo el mun­do.
  • «El techo de cris­tal»

El techo de cris­tal es una expre­sión que se usa para hacer refe­ren­cia a la barre­ra «ima­gi­na­ria» y que muchos no quie­ren ver res­pec­to a la difi­cul­tad que tie­nen las muje­res para ascen­der en sus pues­tos de tra­ba­jo y en el mun­do de los nego­cios, a pesar de tener la mis­ma cua­li­fi­ca­ción y méri­tos que los hom­bres que los ocu­pan.

Esta des­igual­dad tie­ne, sobre todo, más peso en media­nas y gran­des empre­sas, sien­do el núme­ro de direc­to­ras ape­nas del 25% del total.

  • No Solo Una Idea apues­ta por el talen­to feme­nino y rom­pe el techo de cris­tal

La expre­sión «techo de cris­tal» fue acu­ña­da por pri­me­ra vez en 1978 por Marilyn Loden, una con­sul­to­ra labo­ral de los Esta­dos Uni­dos. Duran­te una mesa redon­da, Loden seña­ló que las muje­res expe­ri­men­tan barre­ras cul­tu­ra­les que impi­den que alcan­cen sus obje­ti­vos y que no tie­nen igual­dad de opor­tu­ni­da­des en el mun­do labo­ral. Años más tar­de, un artícu­lo publi­ca­do en The Wall Street Jour­nal en 1986 defi­nió las «barre­ras de techo de cris­tal» como los obs­tácu­los que enfren­tan las muje­res para avan­zar en el mun­do de los nego­cios.

Ser cons­cien­te de la situa­ción que hay es el pri­mer paso para que las cir­cuns­tan­cias cam­bien. Aun­que los cam­bios ven­gan des­de den­tro, es el turno de mover ficha de las gran­des empre­sas para ser más par­tí­ci­pes en este cam­bio de roles. Actual­men­te, son las empre­sas con un menor tama­ño como No Solo Una Idea, las que apli­can más acti­va­men­te la repar­ti­ción de géne­ro en los pues­tos de tra­ba­jo y son las que ayu­dan a rom­per el techo de cris­tal.