Inteligencia artificial: Marcas y anunciantes apuestan por un nuevo tipo de publicidad irreal

La ren­de­ri­za­ción en 3D y la inte­li­gen­cia arti­fi­cial son tec­no­lo­gías que aca­pa­ran la aten­ción en el mun­do de la publi­ci­dad. Las crea­cio­nes ori­gi­na­das en estas tec­no­lo­gías sue­len ser muy popu­la­res videos en las redes socia­les, como suce­de en el caso de una recien­te acción de Jac­que­mus, don­de los segui­do­res de la mar­ca fran­ce­sa vira­li­za­ron un video pro­ta­go­ni­za­do por bol­sos gigan­tes que reco­rren la ciu­dad de París.

Este tipo de videos tie­nen en común que no son accio­nes reales, sino crea­cio­nes deri­va­das de tec­no­lo­gías como la inte­li­gen­cia arti­fi­cial. Accio­nes que están «simul­tá­nea­men­te en todas par­tes y en nin­gún lado». De esta for­ma, los anun­cian­tes apues­tan cada vez más por este tipo de accio­nes fic­ti­cias, crea­das para exis­tir en la red y no en el mun­do físi­co.

La inte­li­gen­cia arti­fi­cial está trans­for­man­do la indus­tria publi­ci­ta­ria en dife­ren­tes ámbi­tos, des­de la crea­ción de nue­vos con­te­ni­dos crea­ti­vos, la opti­mi­za­ción de cam­pa­ñas y más. De esta for­ma, la IA se posi­cio­na como una opor­tu­ni­dad cla­ve den­tro del mun­do del mar­ke­ting y la publi­ci­dad, per­mi­tien­do explo­rar ideas que serían difí­ci­les de desa­rro­llar físi­ca­men­te.

  • «Esta publi­ci­dad no exis­te», accio­nes digi­ta­les que cau­ti­van a la audien­cia

Pare­ce que en el pano­ra­ma publi­ci­ta­rio actual las accio­nes de exte­rior están dise­ña­das con el obje­ti­vo de hacer­se vira­les. Esta ten­den­cia, suma­da al auge de los con­te­ni­dos crea­dos con la ayu­da de la IA, tie­ne como con­se­cuen­cia que las líneas entre la reali­dad y la fic­ción en la publi­ci­dad sean real­men­te borro­sas .

Es tan­to así, que en pala­bras del dise­ña­dor Andrés Reisin­ger, direc­tor crea­ti­vo mejor cono­ci­do gra­cias a sus accio­nes de exte­rior simu­la­das, el tér­mino «reali­dad» ya no tie­ne rele­van­cia.

El pro­fe­sio­nal des­cri­be su estu­dio crea­ti­vo como «incla­si­fi­ca­ble», logran­do hacer que lo ima­gi­na­rio sea tan­gi­ble. «Soy un artis­ta digi­tal y un dise­ña­dor. Yo gene­ro obras artís­ti­cas e ins­ta­la­cio­nes que se mue­ven entre el mun­do físi­co y digi­tal. Estoy intere­sa­do en defi­nir lo que yo creo que será el futu­ro de las expe­rien­cias», indi­ca.

Reisin­ger aña­de que todo aque­llo que es par­te de la expe­rien­cia huma­na es real, y plan­tea si de ver­dad impor­ta que este tipo de accio­nes no exis­tan en el mun­do real, pues aun cuan­do no exis­ten en el mun­do físi­co, logran cum­plir el prin­ci­pal obje­ti­vo de la publi­ci­dad: impac­tar en la audien­cia.

Estas nue­vas opor­tu­ni­da­des tie­nen un lado posi­ti­vo, como lo es la capa­ci­dad para poner a prue­ba los lími­tes de la crea­ti­vi­dad para los anun­cian­tes, pero tam­bién pue­den gene­rar infor­ma­ción erró­nea y con­fu­sión. «Es cru­cial lograr un equi­li­brio, ase­gu­ran­do que la crea­ti­vi­dad no com­pro­me­ta la trans­pa­ren­cia y la hones­ti­dad», con­clu­ye el crea­ti­vo.