I love my company

Por Redac­ción

La cre­cien­te com­pe­ti­ti­vi­dad del mer­ca­do y la cons­tan­te evo­lu­ción tec­no­ló­gi­ca están obli­gan­do a las empre­sas a replan­tear­se sus estra­te­gias inter­nas para ase­gu­rar su via­bi­li­dad a lar­go pla­zo. En este con­tex­to, el endo­mar­ke­ting se pre­sen­ta como una herra­mien­ta cla­ve para for­ta­le­cer la cul­tu­ra cor­po­ra­ti­va, mejo­rar la pro­duc­ti­vi­dad y afian­zar el com­pro­mi­so de los emplea­dos.

Según Anto­nio Ortiz, direc­tor gene­ral de SAF­TI Espa­ña, las orga­ni­za­cio­nes deben apos­tar por pla­nes estra­té­gi­cos que pro­mue­van el bien­es­tar de sus equi­pos y refuer­cen su sen­ti­do de per­te­nen­cia. “El obje­ti­vo es lograr que los emplea­dos se con­vier­tan en los prin­ci­pa­les emba­ja­do­res de la mar­ca, pro­mo­vien­do sus valo­res hacia el exte­rior”, aña­de Ortiz.

Más allá de los incen­ti­vos eco­nó­mi­cos o un entorno labo­ral atrac­ti­vo, el endo­mar­ke­ting pro­po­ne una visión inte­gral del víncu­lo entre empre­sa y emplea­do. Se fun­da­men­ta en una comu­ni­ca­ción inter­na flui­da, en la crea­ción de una cul­tu­ra sóli­da y en el fomen­to de un pro­pó­si­to com­par­ti­do por toda la plan­ti­lla. Para Ortiz, es fun­da­men­tal “bus­car cana­les de comu­ni­ca­ción más abier­tos y trans­pa­ren­tes entre todos los nive­les jerár­qui­cos”. Esta aper­tu­ra, afir­ma, no solo pre­vie­ne con­flic­tos, sino que gene­ra un entorno de cola­bo­ra­ción y reso­lu­ción efi­caz de pro­ble­mas.

Cuan­do los pro­fe­sio­na­les se sien­ten escu­cha­dos, aumen­ta su dis­po­si­ción a inno­var y asu­mir res­pon­sa­bi­li­da­des. Este tipo de entorno, más diná­mi­co y ágil, per­mi­te a las orga­ni­za­cio­nes adap­tar­se mejor a las exi­gen­cias del mer­ca­do. Por ello, las empre­sas que igno­ran estas prác­ti­cas corren el ries­go de per­der a su talen­to más valio­so, mien­tras que aque­llas que sí las adop­tan logran equi­pos moti­va­dos, cohe­sio­na­dos y orien­ta­dos a resul­ta­dos.

“En un mun­do empre­sa­rial cada vez más cen­tra­do en la expe­rien­cia del clien­te, no pode­mos olvi­dar que la expe­rien­cia del emplea­do tam­bién jue­ga un papel fun­da­men­tal. Cuan­do el equi­po está ali­nea­do, moti­va­do y com­pro­me­ti­do, se con­si­gue el anhe­la­do por todas las orga­ni­za­cio­nes I love my com­pany”, con­clu­ye Ortiz.

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