El valor en la comunicación post-IA residirá en quien sepa unir el relato y el dato

 El valor en la comunicación post-IA residirá en quien sepa unir el relato y el dato
Fuen­tes espe­cia­li­za­das seña­lan que, en la prác­ti­ca, los muros entre ambos depar­ta­men­tos ya no exis­ten, exi­gien­do per­fi­les híbri­dos que domi­nen el rela­to, el dato y el pro­pó­si­to de mar­ca.

Las fron­te­ras tra­di­cio­na­les entre la comu­ni­ca­ción y el mar­ke­ting lle­van tiem­po des­apa­re­cien­do, a raíz de una trans­for­ma­ción estruc­tu­ral en las empre­sas y la evo­lu­ción cons­tan­te de los cana­les digi­ta­les. El mer­ca­do actual se enfren­ta a una audien­cia mucho más crí­ti­ca, exi­gen­te e infor­ma­da, lo que ha pro­vo­ca­do que ambas fun­cio­nes se entre­la­cen en un teji­do com­ple­jo para res­pon­der a nece­si­da­des has­ta hoy iné­di­tas.

Exper­tos del sec­tor seña­lan que, a pesar de las vie­jas dispu­tas depar­ta­men­ta­les, la comu­ni­ca­ción no ha per­di­do espa­cio, sino que ha amplia­do sus códi­gos. Hoy, los equi­pos de comu­ni­ca­ción se han adap­ta­do a mode­los híbri­dos, asu­mien­do un rol que abar­ca des­de la gene­ra­ción de repu­tación y la cons­truc­ción de mar­ca has­ta la atrac­ción direc­ta de públi­co.

El foco ya no está en el canal o en el depar­ta­men­to de ori­gen de la acción, sino en su capa­ci­dad real para resol­ver una nece­si­dad del clien­te. La comu­ni­ca­ción, según el aná­li­sis, ha apren­di­do a medir, a emo­cio­nar con datos, a cola­bo­rar con equi­pos crea­ti­vos y, sus­tan­cial­men­te, “a hablar con los algo­rit­mos sin per­der la esen­cia del rela­to”.

Una hibri­da­ción natu­ral

Ante la pre­gun­ta de si el mar­ke­ting está absor­bien­do las fun­cio­nes de la comu­ni­ca­ción, la res­pues­ta es tajan­te: “El mar­ke­ting no se está comien­do a la comu­ni­ca­ción, los muros entre ambos ya no exis­ten”.

Lo que está suce­dien­do en la indus­tria es una “hibri­da­ción natu­ral” don­de la ges­tión de mar­ca se ha con­ver­ti­do en un ejer­ci­cio trans­ver­sal. En este nue­vo mode­lo, la cul­tu­ra inter­na, la narra­ti­va y el nego­cio se mez­clan inse­pa­ra­ble­men­te.

En este con­tex­to, hablar de una dispu­ta entre mar­ke­ting y comu­ni­ca­ción es limi­tar la pro­fun­di­dad del cam­bio”, sos­tie­nen las fuen­tes con­sul­ta­das. La mar­ca ya no se cons­tru­ye solo hacia fue­ra, a tra­vés de cam­pa­ñas publi­ci­ta­rias; se edi­fi­ca des­de el pro­pó­si­to, la cohe­ren­cia inter­na y, al mis­mo tiem­po, des­de el per­for­man­ce y la capa­ci­dad de conec­tar con resul­ta­dos reales. Quien no entien­da esta siner­gia, sea el direc­tor de Comu­ni­ca­ción (Dir­com) o el direc­tor de Mar­ke­ting (CMO), corre el ries­go de per­der rele­van­cia.

El rol de la IA y el nue­vo lide­raz­go

Este entorno trans­for­ma­do exi­ge pro­fe­sio­na­les más ver­sá­ti­les y fle­xi­bles, capa­ces de inte­grar pro­pó­si­to, con­te­ni­do y visión de nego­cio. El lide­raz­go del futu­ro no resi­di­rá en un depar­ta­men­to espe­cí­fi­co, sino en per­fi­les que domi­nen simul­tá­nea­men­te el dato y el rela­to.

La irrup­ción de la inte­li­gen­cia arti­fi­cial gene­ra­ti­va está ace­le­ran­do este pro­ce­so. La IA está auto­ma­ti­zan­do tareas repe­ti­ti­vas en ambas áreas, lo que deja al des­cu­bier­to la ver­da­de­ra dife­ren­cia de valor. El valor lo apor­ta­rá quien sepa inter­pre­tar, inte­grar y dar sen­ti­do, no quien gene­re más pie­zas o más métri­cas.

En defi­ni­ti­va, la ges­tión de mar­ca es hoy un ejer­ci­cio de inte­gra­ción. Los pro­fe­sio­na­les más valio­sos serán aque­llos que pue­dan pen­sar una idea des­de todos los ángu­los posi­bles, sin impor­tar des­de qué área fun­cio­nal se acti­ve.

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