En los tiem­pos digi­ta­les que corren, en los que todo es sus­cep­ti­ble de con­ver­tir­se en viral, ¿qué suce­de­ría si alguien echa­ra a rodar el núme­ro de telé­fono de Papá Noel? En torno a esta pre­gun­ta gira pre­ci­sa­men­te el nue­vo spot navi­de­ño de la ope­ra­do­ra por­tu­gue­sa de tele­co­mu­ni­ca­cio­nes NOS.

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El anun­cio, de dos minu­tos de dura­ción, se ini­cia con una pater­nal esce­na en la que un padre con­fie­sa a su hijo que se guar­da un jugo­sí­si­mo secre­to bajo la man­ga y que desea com­par­tir­lo con él, pero que el secre­to no pue­de lle­gar jamás a oídos de nadie. Ense­gui­da, el pro­ge­ni­tor ano­ta su núme­ro de telé­fono en un peda­zo de papel y le ase­gu­ra a su vás­ta­go que se tra­ta del núme­ro de Papá Noel.

Ni que decir tie­ne que el niño es dema­sia­do joven para guar­dar bajo lla­ve tan impor­tan­tí­si­mo secre­to. El peque­ño no tar­da en com­par­tir el núme­ro secre­to de Papá Noel con sus com­pa­ñe­ros de cole­gio. A lo lar­go del día, y por obra y gra­cia del “coti­lleo” puro y duro, el núme­ro de telé­fono de Papá Noel se hace viral y se difun­de por todos los rin­co­nes del pla­ne­ta, apa­re­cien­do inclu­so en los noti­cie­ros.

Como con­se­cuen­cia del “chis­me”, el padre del niño reci­be una autén­ti­ca ava­lan­cha de lla­ma­das diri­gi­das a Papá Noel, una ava­lan­cha que se toma, no obs­tan­te, con muchí­si­mo sen­ti­do del humor.

Final­men­te, y tras una lar­guí­si­ma jor­na­da con­tes­tan­do innu­me­ra­bles lla­ma­das, el padre regre­sa a casa y man­tie­ne con su hijo una her­mo­sa con­ver­sa­ción que pone la guin­da del pas­tel al spot de NOS.

Fir­ma­do por la agen­cia Havas Lis­boa, el nue­vo anun­cio de NOS brin­da al espec­ta­dor la posi­bi­li­dad de lla­mar al núme­ro de telé­fono que copa todos los flashes en el spot. Si el usua­rio mar­ca efec­ti­va­men­te el núme­ro, NOS se com­pro­me­te a enviar­le emo­ti­vos men­sa­jes navi­de­ños cada dos días.