La novena edición del PR SCOPE, el estudio bienal organizado por la consultora Scopen para analizar la relación entre clientes y agencias de comunicación, está atravesando problemas de baja participación y poco entusiasmo por parte del sector. Según diversas fuentes, tanto los profesionales de las direcciones de comunicación de las empresas como las agencias que solían participar han mostrado un desinterés que va en aumento. La razón principal sería el mínimo impacto que el estudio tiene en la toma de decisiones estratégicas, y en los concursos y procesos de selección de agencias. Hace unos días, Kika Samblás, partner de Scopen, reconocía que “las expectativas sobre la comunicación están cambiando”.
Hace algunos años, el informe PR SCOPE era considerado una herramienta de referencia indispensable en la industria de la comunicación. Sin embargo, su capacidad para influir en el posicionamiento de las agencias o en los procesos de selección ha experimentado una caída drástica. En esta edición de 2025, varias agencias han optado directamente por no participar o hacerlo con un nivel de implicación mínimo. Una de las razones para ello es la percepción de que el estudio ya no refleja las dinámicas reales de un mercado en constante y rápida transformación.
César Vacchiano y Kika Samblás, presidente y partner de Scopen respectivamente, siempre han defendido la solidez metodológica y la utilidad comparativa del PR SCOPE para entender la evolución del mercado. No obstante, los críticos apuntan a que el modelo actual del estudio, centrado en encuestas cuantitativas, no logra captar adecuadamente las nuevas exigencias del entorno reputacional, institucional y de influencia que definen hoy la comunicación corporativa.
Credibilidad y adaptación son los desafíos del PR SCOPE
La directora general de una agencia con una importante cartera de grandes clientes, quien prefirió mantener el anonimato, señaló de manera contundente: “El informe ha dejado de generar debate, titulares o valor prescriptivo. Hoy pesan más los casos de éxito tangibles, los rankings con datos cualitativos o la recomendación entre clientes”. Esta declaración ilustra un cambio fundamental en las prioridades y lo que el sector valora como información relevante para la toma de decisiones. La reputación y la eficacia se construyen ahora sobre resultados concretos y la validación de terceros.
La creciente fragmentación del ecosistema de agencias también ha contribuido a desbordar el marco clásico del PR SCOPE. El surgimiento de nuevas especializaciones, firmas boutique y consultoras advisory ha diluido la homogeneidad que el estudio solía medir, careciendo hoy en día de gran utilidad práctica. Otros, con una postura aún más crítica, aseguran que el estudio se ha convertido en un “bazar de premios y reconocimientos entre las agencias clientes de SCOPE, ya que muchos pueden sacar notas de prensa y sellos de los mejores en algo”. Esta percepción, si bien dura, refleja un sentimiento de desconfianza respecto a la objetividad y el impacto real del informe.
En un momento en que la industria de la comunicación corporativa y las relaciones públicas están redefiniendo su rol y sus herramientas, la falta de interés en el PR SCOPE 2025 podría ser una señal de la necesidad imperante de adaptación. La demanda del sector apunta hacia estudios que ofrezcan análisis más cualitativos, ágiles y profundos que capturen la complejidad de las nuevas estrategias de influencia y que proporcionen insights relevantes para la toma de decisiones. El desafío para Scopen está servido.