El nuevo paradigma emprendedor: Metodología para el emprendimiento ligero (Lean Startup)

El nuevo paradigma emprendedor: Metodología para el emprendimiento ligero (Lean Startup)

Por José María Mateu

Jose_Maria_Mateu_2El para­dig­ma empren­de­dor clá­si­co cons­truía un plan com­ple­to para intro­du­cir la nue­va empre­sa en el mer­ca­do. Para ello, en algún apar­ta­do del Plan de Nego­cio, se intro­du­cía una esti­ma­ción de ingre­sos. Esa esti­ma­ción era en reali­dad el resul­ta­do de toda una serie de hipó­te­sis que la pues­ta en mar­cha de la empre­sa ten­dría que corro­bo­rar, o no. Lo que en la prác­ti­ca solía ocu­rrir es que muchas de esas hipó­te­sis se aca­ba­ban demos­tran­do fal­sas, y el Plan de Nego­cio se venía aba­jo arras­tran­do la nue­va empre­sa con él. El éxi­to de la nue­va empre­sa ocu­rría sólo cuan­do la mayo­ría esas hipó­te­sis resul­ta­ban cier­tas, es decir, cuan­do un núme­ro sufi­cien­te de poten­cia­les clien­tes valo­ra­ba el pro­duc­to (un núme­ro supe­rior al menos al que mar­ca­ba el umbral de ren­ta­bi­li­dad), cuan­do esos poten­cia­les clien­tes esta­ban dis­pues­tos a pagar el pre­cio que había­mos pues­to al pro­duc­to, cuan­do éra­mos capa­ces de poner el pro­duc­to en los pun­tos de ven­ta en que esos poten­cia­les clien­tes solían com­prar, cuan­do el esfuer­zo de comu­ni­ca­ción des­ple­ga­do por la empre­sa alcan­za­ba a esos poten­cia­les clien­tes y les con­ven­cía para que com­pra­ran,…

El pro­ble­ma de esta for­ma de pro­ce­der es que, cuan­do algo falla­ba, lo úni­co que lle­gá­ba­mos a saber era que el núme­ro de com­pra­do­res del nue­vo pro­duc­to era insu­fi­cien­te, que había­mos empe­ña­do todos nues­tros recur­sos en el inten­to y que aho­ra tenía­mos una pla­ta­for­ma de pro­duc­ción, o un amplio stock de pro­duc­to, o ambos, que no mere­cían el inte­rés del mer­ca­do.

La Cien­cia de la Direc­ción de Empre­sas pro­po­ne una solu­ción clá­si­ca para este pro­ble­ma, la inves­ti­ga­ción de mer­ca­dos. Una bue­na solu­ción cuan­do el pro­duc­to se orien­ta a un mer­ca­do cono­ci­do y cuan­do osten­ta unos atri­bu­tos que ese mer­ca­do es capaz de reco­no­cer. Sin embar­go, cuan­do el mer­ca­do al que nos orien­ta­mos no está cla­ro, o hay que crear­lo, las res­pues­tas obte­ni­das de una inves­ti­ga­ción de mer­ca­dos devie­nen poco creí­bles, y por tan­to no resuel­ven el pro­ble­ma.

La meto­do­lo­gía Lean Star­tup pro­pues­ta por Eric Ries con­si­de­ra los esfuer­zos de la nue­va empre­sa como expe­ri­men­tos que che­quean el mayor o menor acier­to de la estra­te­gia, vien­do “qué par­tes son bri­llan­tes y qué par­tes son una locu­ra”.

No se tra­ta pues de poner en mar­cha una empre­sa, o de eje­cu­tar un plan defi­ni­do y por­me­no­ri­za­do para explo­tar una opor­tu­ni­dad que toda­vía no se sabe si es tal, sino de “des­cu­brir cómo cons­truir un nego­cio sos­te­ni­ble alre­de­dor de una visión.

La efi­ca­cia del méto­do se alcan­za con una correc­ta for­mu­la­ción de las hipó­te­sis y una acer­ta­da eje­cu­ción del “ciclo de apren­di­za­je”. En cual­quier caso, pode­mos aña­dir algu­nas refle­xio­nes de inte­rés:

  • La elec­ción y esta­ble­ci­mien­to de las hipó­te­sis requie­re cier­to cri­te­rio, de ahí que la expe­rien­cia y el cono­ci­mien­to del empren­de­dor sean espe­cial­men­te rele­van­tes en esta meto­do­lo­gía.
  • La elec­ción de los atri­bu­tos del “míni­mo pro­duc­to via­ble” requie­re tam­bién de cri­te­rio, y de dis­ci­pli­na (como decía el otro Ries, Al, “la esen­cia de la estra­te­gia es el sacri­fi­cio”). A menu­do los empren­de­do­res per­fec­cio­nan dema­sia­do su pro­duc­to hacién­do­lo invia­ble. En caso de duda, mejor sim­pli­fi­car.
  • Las hipó­te­sis deben che­quear tam­bién aspec­tos rela­ti­vos al mar­ke­ting (cómo se va a ven­der, dón­de, a qué pre­cio,…). Son aspec­tos que gozan de menos aten­ción por par­te de los empren­de­do­res, orien­ta­dos por lo común al pro­duc­to más que a su ven­ta, pero que nece­si­tan tam­bién de un pro­ce­so de apren­di­za­je irre­nun­cia­ble.
  • Cuan­do no se enca­re­ce dema­sia­do la serie de pro­duc­ción cor­ta, ésta podría diver­si­fi­car­se para tes­tear diver­sos cana­les o men­sa­jes pro­mo­cio­na­les (micro­mar­ke­ting). El uso de cana­les direc­tos (Inter­net) pue­de ayu­dar­nos en esta tarea. Con­vie­ne en cual­quier caso intro­du­cir esta diver­si­fi­ca­ción en volu­men limi­ta­do, para evi­tar que la pro­li­fe­ra­ción de infor­ma­ción aca­be enmas­ca­ran­do el resul­ta­do del expe­ri­men­to. La diver­si­fi­ca­ción pue­de rea­li­zar­se de mane­ra simul­tá­nea o con­se­cu­ti­va.

José María Mateu
Con­sul­tor de orga­ni­za­cio­nes Tra­di­ge­nia, S.L.
Pro­fe­sor e&s Busi­ness School y de la
Uni­ver­si­dad Poli­téc­ni­ca de Valen­cia
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