El marketing olfativo hacia el futuro

El marketing olfativo hacia el futuro
La últi­ma Feria Inter­na­cio­nal del Turis­mo en Madrid (FITUR) demos­tró que, al menos para el sec­tor del retail, cada vez es más impor­tan­cia la aro­ma­ti­za­ción de los espa­cios, pues el con­su­mi­dor per­ma­ne­ce más tiem­po en la tien­da y así, apro­ve­char las posi­bi­li­da­des de con­cre­tar ven­tas en el pun­to.

La cla­ve resi­de en gene­rar una expe­rien­cia de usua­rio de alta cali­dad y en ape­lar a refe­ren­tes emo­cio­na­les arrai­ga­dos en el incons­cien­te del con­su­mi­dor, y de esta mane­ra, alla­nar el camino hacia la acción de com­pra y ade­más favo­re­cer una sen­sa­ción de bien­es­tar una vez con­clui­da la tran­sac­ción.

Cómo fun­cio­na el mar­ke­ting olfa­ti­vo

A dife­ren­cia de lo que suce­de con el sen­ti­do de la vis­ta, que gene­ra sen­sa­cio­nes usual­men­te conec­ta­das con la racio­na­li­dad, el olfa­to ape­la direc­ta­men­te a la par­te más pri­mi­ti­va del cere­bro. Exis­ten una serie de notas tenues que pue­den mar­car la dife­ren­cia en una cam­pa­ña de mar­ke­ting olfa­ti­vo y, más que apun­tar hacia un bom­bar­deo des­me­su­ra­do de los sen­ti­dos, la idea es tocar la fibra correc­ta.

Por ejem­plo, duran­te 2023 se pro­bó que la indus­tria tex­til logró dupli­car sus ven­tas median­te la intro­duc­ción de notas de vai­ni­lla en algu­nos de sus pro­duc­tos feme­ni­nos. La res­pues­ta psi­co­ló­gi­ca de las usua­rias res­pon­día a la sen­sa­ción de valor agre­ga­do en la pren­da.

Bási­ca­men­te, lo que se pro­cu­ra es crear un efec­to Rata­toui­lle que trans­por­te al con­su­mi­dor a tra­vés del olfa­to y otor­gue atri­bu­tos emo­cio­na­les al pro­duc­to que está por adqui­rir­se. Pue­de pare­cer una fic­ción, pero exis­te el olor a nue­vo, el olor a éxi­to y el olor a sofis­ti­ca­ción, solo que fun­cio­nan de mane­ra dis­tin­ta en cada mer­ca­do.

El mar­ke­ting mul­ti­sen­so­rial es la siguien­te fron­te­ra

El mar­ke­ting olfa­ti­vo mar­có un antes y un des­pués des­de su intro­duc­ción en la déca­da de los 90 por par­te de Joel Suss­man, la mayo­ría de las mar­cas exi­to­sas están ape­lan­do a la cons­truc­ción de intrin­ca­das cam­pa­ñas mul­ti­sen­so­ria­les que cons­tru­yan una iden­ti­dad más com­ple­ja de su pro­duc­to.

Coca-Cola es uno de los mejo­res expo­nen­tes en este sen­ti­do y ha logra­do que sus con­su­mi­do­res aso­cien su pro­duc­to con la ono­ma­to­pe­ya ‘ahhhh’ (refres­can­te) e inclu­so con la sen­sa­ción de verano. No es una sor­pre­sa que en muchos paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na se hable de ‘tener sed de Coca-Cola’.

El reto siem­pre esta­rá en ele­gir las notas correc­tas, ya que lo con­tra­rio podría oca­sio­nar un efec­to no desea­do.

En lo que res­pec­ta al olfa­to, cons­ti­tu­ye para el mar­ke­ting uno de los sus­tra­tos más irra­cio­na­les e ines­ta­bles que exis­ten, y la gran mayo­ría de las cate­go­rías cuen­tan con este as bajo la man­ga, y aún no lo han usa­do en épo­ca de vacas fla­cas.