La partida del Papa Francisco en 2025 marca el final del pontificado del primer líder religioso latinoamericano de la historia, y también el de un estilo de comunicación excepcional que supo comprender y aprovechar el poder de las herramientas digitales del siglo XXI. Y es que Francisco, desde su rol de líder religioso, se convirtió también en un influyente estratega del lenguaje digital, capaz de utilizar las redes sociales como plataformas de evangelización, diálogo y reflexión, impactando significativamente en la opinión pública, la política y, especialmente, en la juventud.
Un estratega digital al servicio de la fe
Desde su elección en 2013, Jorge Mario Bergoglio apostó por una comunicación directa, accesible y coherente con los valores que predicaba. Heredó la cuenta @Pontifex, inicialmente creada por Benedicto XVI, y la transformó en una herramienta dinámica de conexión con más de 50 millones de seguidores. En sus publicaciones, Francisco optó por mensajes breves, esperanzadores y profundamente humanos, con un tono pastoral que desafiaba las formas tradicionales de comunicación institucional.
Sus mensajes concisos y contundentes se convirtieron en remansos espirituales para millones de personas en todo el mundo. Frases como “Dios no se cansa de perdonar” o “Hagan lío” trascendieron el ámbito de las publicaciones en X (anteriormente Twitter) para convertirse en lemas pastorales adoptados por movimientos juveniles a nivel global. Francisco no hablaba como un dogmático, sino como un abuelo sabio y compasivo, capaz de dialogar con las nuevas generaciones en sus propios códigos y lenguajes.
Estudios realizados por el Centro de Investigaciones Pew y la Universidad de Georgetown revelan un aumento significativo en el interés de los jóvenes católicos por temas de espiritualidad y participación en eventos religiosos como la Jornada Mundial de la Juventud desde el inicio del pontificado de Francisco. Este resultado corrobora el impacto positivo de su comunicación en la conexión de los jóvenes con la fe.
La participación del Papa Francisco en espacios de diálogo abiertos y sin censura, como el documental The Pope: Answers, donde conversó con jóvenes sobre temas sensibles como la identidad de género, el aborto y los abusos dentro de la Iglesia, demostró su profunda convicción de que la fe no debe temer las preguntas, sino tener la valentía de acompañarlas. Francisco comprendió que evangelizar en el siglo XXI implicaba ir más allá de los púlpitos y los sacramentos, requiriendo también el uso de hashtags, likes y gestos que hablaran por sí mismos. Y lo hizo con coherencia, sin caer en el espectáculo, pero con una sensibilidad extraordinaria para lo simbólico y lo emocional.
Un líder moral con influencia global
En el ámbito político, las palabras de Francisco se oyeron en las Naciones Unidas, el G7 y múltiples foros internacionales. Su apertura de ideas logró que líderes de todas las ideologías reconocieron en él a una autoridad moral capaz de interpelar al poder sin arrogancia, utilizando el mismo lenguaje que emplean los ciudadanos: el de las redes sociales. Su capacidad para conectar con la gente común, sumada a su firme postura en temas de justicia social y medio ambiente, lo convirtió en una voz influyente a nivel global.
El legado digital del Papa Francisco se extiende más allá de sus millones de seguidores en redes sociales. Su enfoque innovador y cercano en la comunicación religiosa sentó un precedente para futuras generaciones de líderes religiosos, demostrando que la fe y la tecnología pueden perfectamente complementarse en la era digital. Su capacidad para conectar con la juventud y abordar temas sensibles con honestidad y empatía lo convirtieron en un líder admirado que sin duda se echará de menos.