El hype como estrategia de marketing

El hype como estrategia de marketing

hype3El tér­mino hype, en el área del mar­ke­ting, es una estra­te­gia inte­li­gen­te para enfa­ti­zar una cosa, idea o pro­duc­to has­ta que los usua­rios o clien­tes sien­tan la nece­si­dad de con­su­mir­lo. Actual­men­te hay muchas empre­sas como Haw­ker, Pom­peii y Apple entre otras que uti­li­zan esta téc­ni­ca para con­ver­tir al con­su­mi­dor en la mejor herra­mien­ta de mar­ke­ting, prác­ti­ca que se está exten­dien­do.

Expec­ta­ción, la cla­ve

El fenó­meno de las colas ante un even­to recuer­da a actua­cio­nes de gru­pos o can­tan­tes en las que segui­do­res fie­les no dudan en per­ma­ne­cer horas sin impor­tar las incle­men­cias del tiem­po, la fal­ta de sue­ño o cual­quier otro ele­men­to disua­so­rio. Lo impor­tan­te es obte­ner la recom­pen­sa. En este caso, úni­ca­men­te se debe sus­ti­tuir al grupo/cantante por pro­duc­to.

A con­ti­nua­ción, se gene­ra el máxi­mo rui­do en las redes socia­les. De todas las for­mas posi­bles:

  • Crean­do con­cur­sos flash. A lo lar­go del día vamos a sor­tear estas gafas, maqui­lla­je, etc. Gene­ra la par­ti­ci­pa­ción invi­tan­do a que se hagan RT en el con­cur­so, men­cio­nes de ami­gos.
  • hypeUn famo­so como pres­crip­tor. En el caso de las cono­ci­das gafas Haw­kers, el pri­mer per­so­na­je cono­ci­do que las lle­vó fue el pilo­to Jor­ge Loren­zo, que fue socio en los ini­cios de la empre­sa duran­te un tiem­po. Los medios cam­bian, los sopor­tes tam­bién, pero hay cier­tas téc­ni­cas que fun­cio­nan. Un famo­so como pres­crip­tor es una garan­tía.
  • Ceder el pro­duc­to a un blo­gue­ro cono­ci­do. Si se anda esca­so de pro­duc­to por­que la aven­tu­ra aca­ba de empe­zar, se pue­de obser­var el caso de Pom­peii. Se debe con­ver­tir una debi­li­dad en una opor­tu­ni­dad. Un blog­ger exper­to en moda y con muchos segui­do­res será el pres­crip­tor indi­ca­do.

Hype es un tér­mino que vie­ne de hipér­bo­le, exa­ge­ra­ción, y de eso se tra­ta, de crear una cam­pa­ña des­co­mu­nal que inci­te al con­su­mi­dor a desear ese pro­duc­to. Pero ojo con exa­ge­rar más de la cuen­ta.

La cali­dad del pro­duc­to o ser­vi­cio ha de ser exce­len­te, pro­me­ter lo que se dice es una máxi­ma, ya que el con­su­mi­dor, ese que algu­nos defi­nen como el res­pon­sa­ble de su mar­ke­ting, pue­de vol­ver­se en nues­tra con­tra.