El gran consumo necesita reinventarse para conquistar a un cliente que compra cien veces menos que en 2001

grancLos cam­bios en el sec­tor del gran con­su­mo en Espa­ña son evi­den­tes. Por ejem­plo, con la pre­sen­cia de pla­yers espe­cia­li­za­dos en la ven­ta de ali­men­tos y bebi­das por Inter­net y el incre­men­to de las com­pras onli­ne, cada vez se abren más esta­ble­ci­mien­tos gra­cias a la diver­si­dad de for­ma­tos comer­cia­les; sin embar­go, en el lado oscu­ro del gran con­su­mo, el núme­ro de con­su­mi­do­res que acu­den a dichos esta­ble­ci­mien­tos no hace más que redu­cir­se.

ElEconomista.es ha seña­la­do que la prin­ci­pal razón de la dis­mi­nu­ción del núme­ro de com­pra­do­res se encuen­tra en los bajos índi­ces de nata­li­dad y el regre­so de muchos inmi­gran­tes a sus paí­ses de ori­gen, lo que pro­vo­ca una reduc­ción demo­grá­fi­ca, pero hay otra razón de peso aje­na a la demo­gra­fía: la gen­te ya no acu­de a hacer la com­pra tan­to como lo hacía hace unos pocos años.

Así lo seña­ló recien­te­men­te la con­sul­to­ra Kan­tar World­pa­nel. Mien­tras que en el 2001 los espa­ño­les iban 351 veces a la com­pra por per­so­na, en 2017 tan solo fue­ron 245 veces. Por lo tan­to, se ha pro­du­ci­do una reduc­ción de algo má de 100 veces al año en tan solo tres lus­tros.

Y es que, en una socie­dad como la actual, domi­na­da por Inter­net, estos núme­ros pue­den caer has­ta lími­tes insos­pe­cha­dos, hacien­do que cada vez sea más com­pli­ca­do con­quis­tar al con­su­mi­dor, que eli­ge los esta­ble­ci­mien­tos prin­ci­pal­men­te en fun­ción de la pro­xi­mi­dad a su lugar de resi­den­cia, a la can­ti­dad y cali­dad de los pro­duc­tos fres­cos y al pre­cio de la ces­ta de la com­pra.

granc2Por ello, mien­tras cade­nas de des­cuen­to como Lidl, Aldi, Dia o Mer­ca­do­na han mejo­ra­do sus cuo­tas de mer­ca­do, impul­san­do el gas­to de los hoga­res en pro­duc­tos de gran con­su­mo un 1,3%, prin­ci­pal­men­te por la mayor deman­da. Por lo tan­to, cada hogar ha gas­ta­do una media de 4.190 euros en ali­men­ta­ción, dro­gue­ría y per­fu­me­ría. Esta cifra supo­ne un aumen­to del 1% res­pec­to a 2016, sien­do uno de los prin­ci­pa­les cata­li­za­do­res del mer­ca­do la bús­que­da cons­tan­te de una die­ta sana.

Por todo ello, pro­duc­tos enva­sa­dos como gar­ban­zos, len­te­jas, fru­tos secos o zumos refri­ge­ra­dos han alcan­za­do un valor un 2,2% supe­rior, ade­más de los “super­ali­men­tos”, como el agua­ca­te, el sal­món, la col, el baca­lao, el plá­tano o los hue­vos. La ali­men­ta­ción eco­ló­gi­ca tam­bién ha aumen­ta­do duran­te la ges­tión pasa­da en un 14%.

Por su par­te, el comer­cio elec­tró­ni­co sigue avan­zan­do en el sec­tor, aun­que con len­ti­tud. 4,7 millo­nes de hoga­res rea­li­za­ron algu­na com­pra de gran con­su­mo onli­ne el año 2017, aun­que su cuo­ta de pro­duc­tos fres­cos es del 1,9%.

El con­su­mi­dor no renun­cia a la tien­da físi­ca, ya que el 92% de las com­pras toda­vía se rea­li­zan en ellas, fren­te al 8% que se pro­du­cen onli­ne. Pero dichas tien­das nece­si­tan rein­ven­tar­se y adap­tar­se a la omni­ca­na­li­dad, como ya están hacien­do los super­mer­ca­dos regio­na­les.