El auge del 'comercio agéntico': cuando la inteligencia artificial deja de recomendar y empieza a comprar por nosotros

El auge del 'comercio agéntico': cuando la inteligencia artificial deja de recomendar y empieza a comprar por nosotros
Una nue­va for­ma de com­prar sacu­de al retail: Ama­zon, Goo­gle, Ope­nAI y Per­ple­xity lide­ran la tran­si­ción hacia un eco­sis­te­ma don­de el con­su­mi­dor dele­ga la eje­cu­ción de la com­pra en agen­tes de IA. El fenó­meno, impul­sa­do por una deman­da real, urge a las mar­cas a dejar de inten­tar emo­cio­nar a las per­so­nas para empe­zar a con­ven­cer a los algo­rit­mos.

El comer­cio elec­tró­ni­co se encuen­tra a las puer­tas de su trans­for­ma­ción más radi­cal en dos déca­das. Has­ta hace muy poco, cuan­do la tec­no­lo­gía aso­ma­ba en el uni­ver­so de las com­pras digi­ta­les, la inte­li­gen­cia arti­fi­cial (IA) se limi­ta­ba a un rol más bien pasi­vo: hacer reco­men­da­cio­nes, suge­rir pro­duc­tos simi­la­res o per­so­na­li­zar una por­ta­da. Sin embar­go, ese mode­lo está sien­do supe­ra­do a una velo­ci­dad ver­ti­gi­no­sa. Con la entra­da en esce­na de los cada vez más ubi­cuos agen­tes de IA, esta tec­no­lo­gía ha deja­do de ser una sim­ple ase­so­ra del con­su­mi­dor para con­ver­tir­se en su eje­cu­to­ra.

Este fenó­meno, bau­ti­za­do por los exper­tos como “comer­cio agén­ti­co”, pro­me­te recon­fi­gu­rar por com­ple­to el cus­to­mer jour­ney, o el via­je del clien­te des­de el des­cu­bri­mien­to has­ta la tran­sac­ción y, a la lar­ga, tam­bién la rela­ción his­tó­ri­ca entre el con­su­mi­dor y las mar­cas. Ya no se tra­ta de bus­car, com­pa­rar y deci­dir; se tra­ta de pedir y espe­rar a que la máqui­na haya ele­gi­do y com­pra­do lo mejor por noso­tros.

Los gigan­tes tec­no­ló­gi­cos y la vali­da­ción del mer­ca­do

Los prin­ci­pa­les acto­res del pano­ra­ma tec­no­ló­gi­co mun­dial no han tar­da­do en iden­ti­fi­car este cam­bio. Empre­sas de la talla de Ama­zon, Goo­gle, Ope­nAI y Per­ple­xity, entre otros, han apa­lan­ca­do ya la mira­da en el comer­cio agén­ti­co. Aun­que la adop­ción de esta ten­den­cia avan­za a dife­ren­tes velo­ci­da­des según la com­pa­ñía, la meta es la mis­ma: cons­truir un eco­sis­te­ma flui­do en el que el con­su­mi­dor se sien­ta cómo­do dele­gan­do los pro­ce­sos de com­pra, a menu­do tedio­sos, en agen­tes de IA autó­no­mos.

Y no se tra­ta de una impo­si­ción de la indus­tria, sino que la cre­cien­te apues­ta por el comer­cio agén­ti­co obe­de­ce a una deman­da real y cuan­ti­fi­ca­ble por par­te del con­su­mi­dor. De acuer­do con un recien­te infor­me glo­bal de BCG (Bos­ton Con­sul­ting Group), la pre­dis­po­si­ción del públi­co es alta: el 48% de los con­su­mi­do­res usan o pla­nean usar herra­mien­tas de IA para com­pa­rar pre­cios, bus­car ofer­tas y selec­cio­nar pro­duc­tos con des­cuen­tos aso­cia­dos duran­te perio­dos crí­ti­cos como el Black Fri­day.

Los datos arro­ja­dos por BCG en su inves­ti­ga­ción coin­ci­den con las cifras expues­tas por el gigan­te del comer­cio elec­tró­ni­co, Ama­zon. La com­pa­ñía fun­da­da por Jeff Bezos ase­gu­ra que Rufus, su asis­ten­te de IA inte­gra­do en la apli­ca­ción de com­pras, ha sido ya uti­li­za­do por 250 millo­nes de per­so­nas en todo el mun­do. El impac­to en el nego­cio es tan­gi­ble y direc­to: aque­llos usua­rios que deci­den con­tar con las reco­men­da­cio­nes de Rufus están un 60% más pres­tos a la com­pra. Según las pro­yec­cio­nes del mer­ca­do, este aumen­to en la con­ver­sión se tra­du­ci­ría para Ama­zon en la adi­ción de 10.000 millo­nes de dóla­res a su fac­tu­ra­ción anual. Una cifra jugo­sa que ali­men­ta­rá a la ya nutri­da bille­te­ra de la com­pa­ñía.

El naci­mien­to del B2AI Mar­ke­ting apun­ta a con­ven­cer a la máqui­na

En este nue­vo esce­na­rio que se inau­gu­ra con la nove­do­sa pre­sen­cia del comer­cio agén­ti­co, las reglas del mar­ke­ting tra­di­cio­nal comien­zan a des­di­bu­jar­se. Los «retai­lers» están obli­ga­dos a eva­luar con lupa en qué situa­cio­nes enca­jan mejor sus pro­duc­tos, no para sedu­cir a un humano, sino para enca­jar en los pará­me­tros lógi­cos de un soft­wa­re.

Esto dará lugar en últi­mo tér­mino al deno­mi­na­do B2AI Mar­ke­ting (Busi­ness to Arti­fi­cial Inte­lli­gen­ce). Se tra­ta de la crea­ción de men­sa­jes comer­cia­les cuyo últi­mo obje­ti­vo será infor­mar a los agen­tes de IA y no tan­to emo­cio­nar al con­su­mi­dor. En este con­tex­to, la poe­sía publi­ci­ta­ria pier­de valor fren­te a la pre­ci­sión de los datos.

Los mino­ris­tas deben con­ver­tir la infor­ma­ción rela­ti­va a sus pro­duc­tos en infor­ma­ción agent ready (enfo­que para inte­grar agen­tes inte­li­gen­tes direc­ta­men­te en el HTML). Esto impli­ca con­tar con bases de datos don­de las espe­ci­fi­ca­cio­nes de los artícu­los estén com­ple­tas, sus pre­cios estén actua­li­za­dos en tiem­po real y se ten­gan datos cla­ros y pre­ci­sos sobre su dis­po­ni­bi­li­dad y las con­di­cio­nes de las devo­lu­cio­nes. Los agen­tes de IA nece­si­tan nutrir­se, al fin y al cabo, de este tipo de infor­ma­ción téc­ni­ca para brin­dar sus reco­men­da­cio­nes al con­su­mi­dor y para com­ple­tar en últi­mo tér­mino com­pras en su nom­bre sin erro­res.

El oca­so de la com­pra impul­si­va y el desa­fío al Retail Media

Des­de otra pers­pec­ti­va, el cre­cien­te pro­ta­go­nis­mo del comer­cio agén­ti­co pone, por otra par­te, poten­cial­men­te en apu­ros a uno de los sec­to­res más lucra­ti­vos de la publi­ci­dad digi­tal recien­te: el retail media (los anun­cios den­tro de las pla­ta­for­mas de ven­ta). La lógi­ca es aplas­tan­te: si los agen­tes de IA se hacen car­go de las com­pras en nom­bre del con­su­mi­dor y este no tie­ne que nave­gar ya en webs lle­nas de publi­ci­dad, el retail media pier­de rele­van­cia e impac­to.

En un entorno media­do por agen­tes, hay menos opor­tu­ni­da­des no solo des­de el pun­to de vis­ta del cross-selling (ven­ta cru­za­da), sino tam­bién des­de el pun­to de vis­ta de las com­pras impul­si­vas, esos momen­tos “don­de las emo­cio­nes lle­van la batu­ta” y que repre­sen­tan un por­cen­ta­je sig­ni­fi­ca­ti­vo de los ingre­sos del retail.

La indus­tria deba­te si la pér­di­da de rele­van­cia del retail media en la era del comer­cio agén­ti­co podría ser com­pen­sa­da, par­cial­men­te al menos, intro­du­cien­do publi­ci­dad en las con­ver­sa­cio­nes que se fra­guan entre la IA y el con­su­mi­dor. Sin embar­go, la inser­ción de men­sa­jes comer­cia­les en un con­tex­to que debe­ría ser neu­tral, impli­ca un gra­do de con­flic­ti­vi­dad y se pres­ta a even­tua­les ten­sio­nes éti­cas y de con­fian­za.

Ten­sio­nes por el con­trol del embu­do de ven­tas

Esta lucha por el con­trol del clien­te ya está gene­ran­do fric­cio­nes entre los gran­des y los nue­vos aspi­ran­tes. Un ejem­plo cla­ro es la ten­sión entre Ama­zon y Per­ple­xity. El gigan­te del e‑commerce ha soli­ci­ta­do a Per­ple­xity que su nave­ga­dor, deno­mi­na­do Comet, deje de eje­cu­tar com­pras auto­má­ti­cas en su pla­ta­for­ma para «no degra­dar la expe­rien­cia» de com­pra.

Los ana­lis­tas advier­ten que la dispu­ta entre Ama­zon y Per­ple­xity a cuen­ta de los agen­tes de IA podría ser solo un anti­ci­po de las múl­ti­ples des­ave­nen­cias que podrían aflo­rar a la super­fi­cie con el últi­mo obje­ti­vo de con­tro­lar el «fun­nel» o embu­do de con­ver­sión.

En un con­tex­to don­de la IA pare­ce estar inevi­ta­ble­men­te a mer­ced de las Big Tech, algu­nos retai­lers están incur­sio­nan­do en el comer­cio agén­ti­co con agen­tes pro­pios para no per­der la cone­xión direc­ta. Y fren­te a los agen­tes de IA con­tro­la­dos por los pro­pios retai­lers están los agen­tes que se pre­cian de ser “neu­tra­les” des­de el pun­to de vis­ta de las pla­ta­for­mas. Ambas fór­mu­las apun­tan al mis­mo obje­ti­vo: el aho­rro de tiem­po por par­te del con­su­mi­dor.

La dife­ren­cia radi­ca en la inter­me­dia­ción: si en el pri­mer tipo de agen­tes sigue habien­do con­tac­to direc­to entre el ven­de­dor y el com­pra­dor, en el segun­do tipo esa rela­ción está media­ti­za­da por tec­no­lo­gía de ter­ce­ros, lo que dilu­ye la leal­tad de mar­ca.

Lo cier­to es que el futu­ro inme­dia­to del comer­cio pare­ce deci­di­do. En la era del comer­cio agén­ti­co, el cus­to­mer jour­ney será pro­ba­ble­men­te más cor­to, más téc­ni­co y menos teñi­do de emo­ción. La visi­bi­li­dad de las mar­cas no depen­de­rá tan­to de la apa­ri­ción visual en los pri­me­ros resul­ta­dos de bús­que­da o de un empa­que atrac­ti­vo, sino de las reco­men­da­cio­nes for­mu­la­das por los algo­rit­mos. En este nue­vo con­tex­to, las mar­cas debe­rán esfor­zar­se sobre todo para com­pla­cer a las máqui­nas y no tan­to a las per­so­nas de car­ne y hue­so.

Patrocinadores

© e-contenidos s.a.