La inteligencia artificial protagoniza de manera casi absoluta los flujos de trabajo en la gestión de redes sociales, pero su omnipresencia esconde una profunda paradoja: si bien 96% de los profesionales del sector ya utiliza estas herramientas y un 72,5% lo hace a diario, la desconfianza sobre la calidad del contenido resultante y la incapacidad para medir su rendimiento están frenando una adopción estratégica más profunda y la inversión económica.
Esta es una importante conclusión del estudio Uso de la IA en Redes Sociales 2025 publicado por la plataforma de gestión Metricool, que analiza la rápida integración de estas tecnologías entre social media managers, creadores de contenido, profesionales del marketing y agencias. Los datos, recopilados entre el primer trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2025, evidencian un escenario de adopción masiva impulsada por la necesidad de eficiencia, pero ensombrecida por un notable escepticismo.
Juan Pablo Tejela, CEO y cofundador de Metricool, advirtió que la tecnología no es una panacea y que la supervisión humana sigue siendo el factor diferencial. «La IA se ha convertido en una herramienta clave para la creación de contenido, pero no es una solución automática», resaltó Tejela. Además, enfatizó que la verdadera eficacia reside en la simbiosis entre el humano y la máquina. «El toque humano sigue siendo una ventaja competitiva, y los equipos más eficaces utilizan la IA como copiloto, no como sustituto».
La brecha entre el uso y la confianza
El estudio de Metricool saca a la luz una contradicción fundamental. A pesar del uso diario generalizado, el 45% de los encuestados señala la calidad del contenido generado por IA como un freno significativo para utilizarla aún más. Paradójicamente, este dato contrasta con el hecho de que seis de cada diez profesionales (60%) consideran que los resultados producidos por la inteligencia artificial «igualan o superan» a los creados por equipos humanos.
Esta discrepancia sugiere que los profesionales valoran la IA para tareas de volumen, eficiencia y redacción básica, pero no confían en ella para contenidos de alta calidad, estratégicos o que requieran un matiz de marca auténtico.
A esta desconfianza en la calidad se suma un vacío en la medición y evaluación. La velocidad con la que evoluciona la tecnología ha superado la capacidad de la industria para analizar su impacto real. Según el informe, el 36% de los profesionales de redes sociales admite abiertamente que “no mide o no sabe cómo rinde” el contenido generado por IA en comparación con el que producen los humanos.
Este clima de desconocimiento sobre el retorno de la inversión (ROI) tiene una consecuencia directa en las finanzas: dos tercios de los encuestados no planeaban aumentar su presupuesto en herramientas de IA durante 2025. La reticencia a invertir se ve reforzada por el hecho de que la mayoría (52%) opta exclusivamente por versiones gratuitas de herramientas populares como ChatGPT, Canva, Claude, Perplexity o Grammarly.
De la ideación a la “creAIción”
El informe también detalla cómo se está utilizando la IA en la práctica. Su rol principal es el de asistente creativo y de producción. El uso más común es la generación de ideas de contenido (78% de los profesionales), seguido de cerca por la redacción de publicaciones, captions y textos (72%). Además, un 68% la emplea para la tarea clave de adaptar fotos, vídeos y textos a los distintos canales y estilos de cada plataforma.
Es significativo que solo el 17% utiliza la IA para responder comentarios y mensajes, corroborando que la interacción directa con la audiencia sigue siendo un bastión predominantemente humano. Las agencias de marketing son las que lideran la adopción, con un 78% de uso diario.
Metricool señala al 2025 como el año de la «creAIción de contenido», una era donde la IA no reemplaza, sino que potencia. De hecho, un 73% de los usuarios afirma que la IA le ha ayudado a experimentar con nuevos formatos y tácticas, aumentando su productividad y creatividad.
Sin embargo, para que esta “creAIción” madure, la industria debe superar algunas barreras. Más allá de la calidad, los obstáculos citados son la falta de tiempo para aprender a usar la IA correctamente (36%) y las crecientes preocupaciones por la ética o la autoría (30%).
La principal conclusión del estudio apunta a que la IA ha dejado de ser un “extra” opcional para convertirse en una aliada práctica, pero su pleno potencial sigue limitado por las dudas sobre la autenticidad y la dificultad para probar su verdadero valor estratégico.