Desinformación y libertad de expresión: el debate tras el cambio de Meta"

Desinformación y libertad de expresión: el debate tras el cambio de Meta"
Son inten­sos los deba­tes gene­ra­dos a par­tir del recien­te anun­cio de Mark Zuc­ker­berg sobre la eli­mi­na­ción del pro­gra­ma de fact-chec­king en Meta. Según expli­có el CEO, la deci­sión se jus­ti­fi­ca en la nece­si­dad de prio­ri­zar la liber­tad de expre­sión y en las crí­ti­cas hacia la par­cia­li­dad de los veri­fi­ca­do­res de datos. Este cam­bio, vin­cu­la­do a lo que cali­fi­có como un “pun­to de infle­xión cul­tu­ral” tras las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les esta­dou­ni­den­ses de 2024, ha sus­ci­ta­do preo­cu­pa­ción sobre las impli­ca­cio­nes para la infor­ma­ción en inter­net.

El fact-chec­king será sus­ti­tui­do por el deno­mi­na­do Com­mu­nity Notes, el mis­mo que per­mi­ti­rá a los usua­rios mar­car y con­tex­tua­li­zar infor­ma­ción poten­cial­men­te fal­sa. Aun­que este enfo­que bus­ca pro­mo­ver la par­ti­ci­pa­ción colec­ti­va, exper­tos como Adria­nus War­menho­ven, espe­cia­lis­ta en ciber­se­gu­ri­dad de NordVPN, cues­tio­nan su efec­ti­vi­dad.

La des­in­for­ma­ción: una ame­na­za cre­cien­te

La deci­sión de Meta de ale­jar­se de la com­pro­ba­ción de datos es un paso monu­men­tal para per­mi­tir la pro­pa­ga­ción de la des­in­for­ma­ción”, aler­ta War­menho­ven. Según el Infor­me sobre Ries­gos Mun­dia­les 2024 del Foro Eco­nó­mi­co Mun­dial, la des­in­for­ma­ción gene­ra­da por la inte­li­gen­cia arti­fi­cial es el segun­do ries­go glo­bal más impor­tan­te (53%) en los pró­xi­mos dos años, solo supe­ra­do por el cam­bio cli­má­ti­co.

War­menho­ven seña­la que la des­in­for­ma­ción se está per­fec­cio­nan­do a tra­vés de tác­ti­cas cada vez más sofis­ti­ca­das. En la web oscu­ra se han iden­ti­fi­ca­do estra­te­gias como la crea­ción de miles de cuen­tas fal­sas en redes socia­les y cam­pa­ñas de spam dise­ña­das para mani­pu­lar la opi­nión públi­ca. La pro­li­fe­ra­ción de gran­jas de bots de des­in­for­ma­ción repre­sen­ta otro desa­fío crí­ti­co.

El aban­dono de la regu­la­ción en redes socia­les como Meta con­vier­te a estas pla­ta­for­mas en terreno fér­til para la pro­pa­ga­ción de noti­cias fal­sas a gran esca­la”, aña­de el exper­to.

El audaz mer­ca­do emer­gen­te de la des­in­for­ma­ción 

Una de las ame­na­zas más serias es la evo­lu­ción de la des­in­for­ma­ción como ser­vi­cio. Este mode­lo per­mi­te per­so­na­li­zar la difu­sión de infor­ma­ción fal­sa, seg­men­tan­do a las audien­cias según dife­ren­tes cri­te­rios para maxi­mi­zar su impac­to. Ade­más, los crea­do­res de estas cam­pa­ñas se aúpan en los algo­rit­mos de redes socia­les para ampli­fi­car su alcan­ce.

War­menho­ven anti­ci­pa que este fenó­meno cobra­rá fuer­za en los pró­xi­mos meses, espe­cial­men­te a medi­da que Meta imple­men­te su tran­si­ción hacia Com­mu­nity Notes y des­ac­ti­ve gra­dual­men­te su sis­te­ma de veri­fi­ca­ción de datos.

La tec­no­lo­gía detrás de la des­in­for­ma­ción avan­za a gran velo­ci­dad, y sus crea­do­res encuen­tran cada vez más for­mas de apro­ve­char la fal­ta de regu­la­ción en pla­ta­for­mas digi­ta­les”, expli­ca War­menho­ven.

El equi­li­brio entre liber­tad de expre­sión y regu­la­ción

Aun­que Mark Zuc­ker­berg jus­ti­fi­có la deci­sión de Meta argu­men­tan­do la nece­si­dad de prio­ri­zar la liber­tad de expre­sión, de acuer­do a War­menho­ven son mayo­res los peli­gros que las ven­ta­jas de pasar a tener una regu­la­ción insu­fi­cien­te.

La liber­tad de expre­sión es cru­cial, pero los con­su­mi­do­res deben ser cons­cien­tes de que, sin las pre­cau­cio­nes nece­sa­rias, tam­bién se otor­gan mayo­res recur­sos a los delin­cuen­tes”, enfa­ti­za. Según el exper­to, un mar­co regu­la­dor más cla­ro y pre­ci­so difi­cul­ta­ría el acce­so de hac­kers a infor­ma­ción sen­si­ble y miti­ga­ría la difu­sión de con­te­ni­do fal­so.

Impli­ca­cio­nes glo­ba­les: un desa­fío para el futu­ro de la infor­ma­ción

La eli­mi­na­ción del fact-chec­king en Meta no es un caso ais­la­do, sino par­te de un deba­te más amplio sobre cómo equi­li­brar la liber­tad de expre­sión con la nece­si­dad de com­ba­tir la des­in­for­ma­ción. En un mun­do cada vez más inter­co­nec­ta­do, las deci­sio­nes de gigan­tes tec­no­ló­gi­cos como Meta tie­nen un impac­to pro­fun­do en el eco­sis­te­ma glo­bal de infor­ma­ción.

La adop­ción de sis­te­mas como Com­mu­nity Notes plan­tea incer­ti­dum­bre sobre la capa­ci­dad de los usua­rios para dis­tin­guir infor­ma­ción veraz en un entorno satu­ra­do de datos. Como indi­ca War­menho­ven, “dar un paso atrás en la regu­la­ción de las redes socia­les hace que los moto­res de fake news sean impa­ra­bles”.

Fren­te a este pano­ra­ma, el rol de las pla­ta­for­mas digi­ta­les y su res­pon­sa­bi­li­dad en la mode­ra­ción de con­te­ni­dos se tor­na más rele­van­te que nun­ca. La pau­la­ti­na evo­lu­ción de las polí­ti­cas de Meta será un indi­ca­dor cla­ve de la direc­ción que va toman­do la ges­tión de la infor­ma­ción en la era digi­tal.