Cuando las marcas generan polémica: el caso de Balenciaga

Cuando las marcas generan polémica: el caso de Balenciaga

Con su últi­mo lan­za­mien­to, Balen­cia­ga ha logra­do gene­rar polé­mi­ca en las redes socia­les y hacer que todo el mun­do hable de la mar­ca. La polé­mi­ca gira en torno al lan­za­mien­to de sus nue­vas zapa­ti­llas Paris Full Des­tro­yed, un mode­lo de aspec­to des­gas­ta­do y sucio que ha atra­pa­do todas las mira­das.

Dis­po­ni­ble en dos colo­res, pre­sen­tan des­ga­rros que apa­re­cen ya sea en deter­mi­na­das zonas o en la super­fi­cie ente­ra. Todas cuen­tan con el logo de Balen­cia­ga en la pun­te­ra, así como con el nom­bre de la mar­ca estam­pa­do en la sue­la a modo de “gra­fi­ti”. Este tipo de cal­za­do ya ha sido explo­ra­do por otras mar­cas como Con­ver­se o Gol­den Goo­se, pero nin­guno había sido tan extra­va­gan­te.

Jun­to con la apa­rien­cia de zapa­ti­lla vie­ja, la polé­mi­ca se ha cen­tra­do en el pre­cio de esta edi­ción limi­ta­da y exclu­si­va, que osci­la entre los 495 y los 1.500 euros. Esta desor­bi­ta­da cifra ha deja­do a muchos con­su­mi­do­res des­co­lo­ca­dos, lo que ha des­ata­do las crí­ti­cas y las bur­las en Twit­ter y otras pla­ta­for­mas.

Expli­can­do esta cam­pa­ña, los res­pon­sa­bles de Balen­cia­ga han afir­ma­do en un comu­ni­ca­do: “Las imá­ge­nes mues­tran los zapa­tos extre­ma­da­men­te des­gas­ta­dos, mar­ca­dos y sucios. Estos bode­go­nes, del fotó­gra­fo Leo­pold Duche­min, sugie­ren que las zapa­ti­llas Paris están des­ti­na­das a usar­se duran­te toda la vida”.

No es raro que mar­cas del sec­tor del lujo recu­rran a esta estra­te­gia para ganar visi­bi­li­dad y atraer todas las mira­das. En sep­tiem­bre del año pasa­do, la pro­pia Balen­cia­ga pre­sen­tó un bol­so que logró cap­tar la aten­ción por su pare­ci­do con una tra­di­cio­nal bol­sa de la com­pra (gran­de, rec­tan­gu­lar y de cua­dros). La dife­ren­cia con una bol­sa “nor­mal” es que su pre­cio no era pre­ci­sa­men­te bajo: el acce­so­rio se ven­día a casi 1.600 euros. Tam­bién tuvo que “enfren­tar­se” a IKEA por “copiar” la clá­si­ca bol­sa azul de la super­fi­cie de mue­bles.

Un año antes, Ralph Lau­ren apun­tó en esta mis­ma direc­ción sacan­do a la ven­ta un mono vaque­ro “man­cha­do” de pin­tu­ra blan­ca. Guc­ci, en la mis­ma tóni­ca, inme­dia­ta­men­te lan­zó unos pan­ta­lo­nes con man­chas marro­nes (emu­lan­do las mar­chas que se que­dan cuan­do uno res­ba­la por el cés­ped moja­do).

Sor­pren­der, por tan­to, con pren­das excén­tri­cas y pin­to­res­cas es una de las rece­tas más uti­li­za­das por las mar­cas de moda para crear un deba­te social que deri­va, inevi­ta­ble­men­te, en trá­fi­co web, cober­tu­ra mediá­ti­ca y ven­tas.