Por Peter Mulford, Socio Director de Innovación de BTS
Recientemente, hemos impartido un curso de capacitación a 11.000 gerentes de cuatro países, ¡en el mismo día!, mediante nuestra plataforma digital; y ello nos ha motivado para próximamente realizar otro, de similares características, para otro cliente.
Esta experiencia nos ha demostrado el gran poder de la tecnología actual, ‑hecho a tener muy en cuenta- que permite transformar e inspirar formas de trabajo que no eran posibles hasta hace muy poco. De ahí que si hace diez años, un cliente me hubiera dicho: “Queremos hacer formación para 11.000 participantes en un día y que puedan interactuar en vivo y en directo”, directamente me hubiese desmayado, golpeando mi cabeza contra el escritorio, mientras caía al suelo.
Sin embargo, mi respuesta hoy en día, sería “¡Estupendo! ¿en qué idiomas le gustaría?”, para seguidamente después, realizar una videoconferencia con diferentes jefes regionales de BTS y nuestro equipo digital, a los que habría convocado de antemano, posiblemente desde mi smartphone. Esto demuestra como nuestra forma de trabajar se ha visto transformada gracias al exponencial avance de la tecnología digital. Y es que esta transformación puede ser inquietante y potente, dependiendo de su enfoque.
En base a esta evolución, hemos aprendido que se deben tener en cuenta tres principios:
Uno, que la digitalización nos está permitiendo hacer cosas que antes eran físicamente imposibles o económicamente inviables.
Dos, que lo digital lo podemos utilizar para mejorar o replantear lo que nos hace especiales como empresa.
Tres, la digitalización debe comenzar con una visión compartida del resultado que se desea alcanzar y la meta a perseguir.
¡Et voila!, a partir de ahí, para aprovechar las bondades de la transformación digital en el desarrollo directivo y gestión del talento, hay que identificar las necesidades de las organizaciones, diseñar metodologías para satisfacerlas y desarrollar capacidades operativas para su reutilización. En el anterior caso, el punto de partida fue una solicitud desafiante por parte del cliente, lo que nos llevó a realizar procesos de capacitación, a nivel mundial, para conseguir involucrar a todos los líderes.
Hace 10 años esto habría requerido meses de preparación y un presupuesto exorbitante. ¿Hoy día? Sólo necesitamos creatividad, nuevas ideas y algunos conocimientos digitales.