Cómo establecer los objetivos de una promoción

Cómo establecer los objetivos de una promoción

Por David Carras­co­sa Men­do­za
David-Carrascosa-MendozaEs dema­sia­do fre­cuen­te que se come­tan cier­tos erro­res al pla­ni­fi­car pro­mo­cio­nes, de tal mane­ra los erro­res pue­den lle­gar a pasar inad­ver­ti­dos por­que siem­pre están ahí, y el resul­ta­do será que la pro­mo­ción no ha fun­cio­na­do, cuan­do en reali­dad lo que no ha fun­cio­na­do es la for­ma de esta­ble­cer los obje­ti­vos de la pro­mo­ción. Uno de los más fre­cuen­tes es esta­ble­cer los obje­ti­vos pen­san­do úni­ca­men­te en su rela­ción con las ven­tas, dejan­do de lado todos los demás fac­to­res influ­yen­tes en el éxi­to o el fra­ca­so de la pro­mo­ción.

Desa­rro­llar los obje­ti­vos de una pro­mo­ción rela­cio­nán­do­los sólo con las ven­tas es como decir que el éxi­to o el fra­ca­so no tie­ne nada que ver con la polí­ti­ca de fija­ción de pre­cios que tie­ne la empre­sa, o con la com­bi­na­ción de la pro­mo­ción con un mar­ke­ting ade­cua­do a la mis­ma, o que no influ­ye la dis­po­ni­bi­li­dad del pro­duc­to o la polí­ti­ca de aten­ción al clien­te. Por ejem­plo, esta­ble­cer como obje­ti­vo “hay que ven­der un 10% más este tri­mes­tre” no dice nada en sí mis­mo si no se toman en cuen­ta otros fac­to­res. Por otro lado, esta­ble­cer pro­mo­cio­nes simi­la­res a las que haga nues­tra com­pe­ten­cia sin saber ni sus cri­te­rios ni sus resal­ta­dos, sólo pue­de lle­var­nos a come­ter los mis­mos erro­res. ¿Cómo pode­mos esta­ble­cer los obje­ti­vos de una pro­mo­ción? Repa­se­mos algu­nas refle­xio­nes a tener en cuen­ta por cada pro­duc­to o línea de pro­duc­to, hacien­do un bre­ve apun­te de los plan­tea­mien­tos a tener en cuen­ta para pla­ni­fi­car la pro­mo­ción y deci­dir los obje­ti­vos.

¿Cuál de estos obje­ti­vos esta­mos bus­can­do? Por ejem­plo:

  • Defen­der nues­tra posi­ción. Esta­mos satis­fe­chos con nues­tra posi­ción de mer­ca­do, pero últi­ma­men­te la vemos ame­na­za­da por nues­tra com­pe­ten­cia y que­re­mos defen­der nues­tra posi­ción.
  • Intro­du­cir y pro­fun­di­zar en mer­ca­dos que ya exis­ten con pro­duc­tos que ya exis­ten. No se tra­ta de un mer­ca­do nue­vo ni de nue­vos pro­duc­tos. En ese mer­ca­do los clien­tes ya cubren sus nece­si­da­des con otros pro­duc­tos y los clien­tes los gana­re­mos en fun­ción de nues­tra capa­ci­dad de qui­tár­se­los a otros pro­duc­tos simi­la­res.
  • Intro­du­cir pro­duc­to nue­vo en mer­ca­dos que ya exis­ten. No se tra­ta de que nues­tra mar­ca sea nue­va, sino de que nues­tro pro­duc­to es una nove­dad que modi­fi­ca­rá hábi­tos en los clien­tes, el enfo­que cam­bia.
  • Intro­du­cir nue­vos pro­duc­tos en nue­vos mer­ca­dos. Un gran reto que reque­ri­rá capa­ci­dad finan­cie­ra has­ta que lle­gue el retorno de la inver­sión rea­li­za­da y estu­dio pre­vio para no fallar con el enfo­que.

¿Cuá­les son nues­tras ver­da­de­ras dife­ren­cias con la com­pe­ten­cia? Por ejem­plo:

  • ¿Las ven­ta­jas del carrascosa wppro­duc­to?
  • ¿La polí­ti­ca de pre­cios?
  • ¿Nues­tra ubi­ca­ción?
  • ¿Nues­tro ser­vi­cio de aten­ción al clien­te?

Estos plan­tea­mien­tos sólo serían la pun­ta del ice­berg de las bases de comu­ni­ca­ción y de direc­ción estra­té­gi­ca que habría que reco­rrer. Ade­más, nece­si­ta­re­mos tener plan­tea­mien­tos cla­ros sobre cómo infor­mar a nues­tros clien­tes poten­cia­les, cómo uti­li­zar en el argu­men­to de ven­tas las ven­ta­jas del pro­duc­to que sean úti­les para resol­ver pro­ble­mas con­cre­tos del clien­te, cómo invo­lu­crar en nues­tra pro­mo­ción a los dis­tri­bui­do­res del canal (en caso de que sea nece­sa­rio) y cómo hare­mos para ajus­tar la ima­gen de la empre­sa a las expec­ta­ti­vas que gene­ra­re­mos con la pro­mo­ción o la cam­pa­ña.

En defi­ni­ti­va, se tra­ta de algo tan impor­tan­te que no debe ser tra­ta­do a la lige­ra, sal­vo que ten­gas una bue­na pre­pa­ra­ción en esta mate­ria o cuen­tes con pro­fe­sio­na­les en tu equi­po direc­ti­vo. Lo más reco­men­da­ble sería con­tar con la ayu­da de una empre­sa espe­cia­li­za­da, para que no se mal­gas­ten ni los recur­sos, ni el tiem­po, ni las opor­tu­ni­da­des de nego­cio.

David Carras­co­sa Men­do­za
Ana­lis­ta de Estra­te­gia Mer­can­til
Escri­tor y Arti­cu­lis­ta
Twit­ter: @DCarrascosaMend
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