Las relaciones entre los agentes del sector publicitario son a veces tirantes, y no es un secreto el amor-odio que se profesan agencias y anunciantes, algo de lo que se ha hablado bastante ya en el mundo marketero, concluyendo siempre que ambas partes son imprescindibles y, por lo tanto, están destinadas a de alguna manera entenderse.
Es cierto que los creativos son unos auténticos soñadores, genios de la creación cuyas ideas no siempre son compatibles con la mentalidad empresarial de unos anunciantes que buscan rentabilidad hasta debajo de las piedras, imponiendo a las mentes creativas barreras muy difíciles de franquear.
Es por ello que en el día de San Publicito, celebrado el último viernes de enero, queremos reivindicar su papel no solo en la industria publicitaria, sino en la sociedad entera, porque los creativos son ciertamente caóticos, políticamente incorrectos, idealistas y, a veces, desesperantes, pero muy capaces de sacar el lado bueno de la realidad, de inspirarnos, de enamorarnos y, sobre todo, consiguen que los productos y servicios de los anunciantes dejen de ser bienes empresariales para pasar a convertirse en sentimientos, emociones y en pura poesía para los consumidores.
Lo cierto es que para lograr que el sector publicitario avance es imprescindible que todos sus actores avancen juntos enla misma dirección. ¿Cómo? Buscando que desde un principio las relaciones estén basadas en la confianza, el respeto, el entendimiento y el beneficio mutuo. Para llegar a este punto es necesario una firme voluntad por ambas partes para lograr los mejores niveles de empatía, es decir, ponerse en los zapatos del otro, entender la otra realidad y construir un modelo de socios basado en la transparencia absoluta.