Abercrombie empieza de cero con nueva campaña en Instagram

Abercrombie empieza de cero con nueva campaña en Instagram

Customers leave an Abercrombie & Fitch store at South Park mall in Charlotte, North Carolina November 25, 2011. REUTERS/Chris Keane

Aber­crom­bie pre­sen­tó su cam­pa­ña de relan­za­mien­to con la que bus­ca posi­cio­nar su mar­ca y tener bene­fi­cio en ven­tas, que han regis­tra­do con­trac­cio­nes des­de 2012, cuan­do pasa­ron de 4.510 millo­nes de dóla­res a 3.518 mdd en 2015.

La estra­te­gia lle­vó a la mar­ca de ropa a lan­zar una cam­pa­ña en la que se lee “las per­so­nas tie­nen mucho que decir de noso­tros, creen que nos cono­cen (…) es momen­to de un ini­cio fres­co”.

La cam­pa­ña que no ha logra­do un impac­to en redes socia­les como You­Tu­be, ase­gu­ra que la estra­te­gia con­tem­pla cam­bios en el esti­lo de sus pren­das y en su estra­te­gia de mer­ca­do­tec­nia en redes socia­les, don­de se lle­vó la drás­ti­ca deci­sión de borrar todos los con­te­ni­dos que tenía en Ins­ta­gram y actual­men­te sólo cuen­ta con 24 publi­ca­cio­nes.

aberEl hecho lla­ma la aten­ción pues mar­cas de ropa como Nike man­tie­nen en el his­tó­ri­co de sus redes socia­les las cam­pa­ñas que han lan­za­do a lo lar­go de la his­to­ria de la mar­ca, des­de cam­pa­ñas en las que se diri­gen a una con­su­mi­do­ra de tallas extra has­ta cam­pa­ñas pro­ta­go­ni­za­das por las gana­do­ras esta­dou­ni­den­ses en los pasa­dos jue­gos olím­pi­cos.

Es intere­san­te obser­var el papel que jue­gan las redes socia­les para las mar­cas y la for­ma en que la indus­tria y con­su­mi­do­res gene­ran inter­ac­ción con ellas a par­tir de estos cana­les, por lo que cam­bios como borrar el his­tó­ri­co de publi­ca­cio­nes de Ins­ta­gram en el caso de Aber­crom­bie, o comu­ni­car a tra­vés de esta pla­ta­for­ma cam­pa­ñas con­tra los este­reo­ti­pos como lo hizo Nike, están lle­van­do a dise­ñar estra­te­gias de mer­ca­do­tec­nia en redes socia­les cada vez más ajus­ta­das a ten­den­cias de con­su­mo, don­de los cam­bios lla­man la aten­ción y las his­to­rias reales ter­mi­nan sien­do suma­men­te atrac­ti­vas.